¿Quién de ustedes es sabio y entendido? Demuéstrelo con su buena conducta, y por medio de actos realizados con la humildad propia de la sabiduría. Pero si ustedes abrigan en su corazón amargura, envidia y rivalidad, no tienen de qué presumir y están falseando la verdad. Esta clase de sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino que es terrenal, estrictamente humana, y diabólica. Pues donde hay envidias y rivalidades, allí hay confusión y toda clase de mal. Pero la sabiduría que viene de lo alto es, ante todo, pura, y además pacífica, amable, benigna, llena de compasión y de buenos frutos, ecuánime y genuina. Y el fruto de la justicia se siembra en paz para los que trabajan por la paz.
Santiago 3: 13-4: 10
Lo más probable es que hayas conocido a personas realmente sabias; a veces usamos la palabra «sensata» para describirlas. Me refiero a aquella persona que simplemente sabe un poco de todo sobre el mundo, sobre cómo operan las personas en él y sobre todas esas cosas que no puedes aprender de un libro. La experiencia de la persona sabia influye mucho, por supuesto. Cuando atraviesas con valor los dolores de cabeza y las dificultades de la vida tienes como resultado la sabiduría.
Sin embargo, lo que pasa con la sabiduría es que podemos resistirnos a ella. Pero al igual que cuando comemos brócoli, podemos rememorar y saber que fue por nuestro propio bien. Los pensamientos como «aprovecha al máximo tu tiempo ahora; tendrás menos después» o «las buenas relaciones se basan en la comunicación, así que habla menos y escucha más» suenan útiles, pero sus beneficios duraderos a menudo se comprenden mejor en el futuro.
Cuánto más con la sabiduría dada por Dios: «la sabiduría de arriba». A medida que el Espíritu Santo obra en nuestras vidas, haciendo realidad la verdad de la obra salvadora de Jesús por nosotros, obtenemos conocimiento y claridad y una nueva forma de ver las cosas, con el tiempo. Dios obra su sabiduría en nuestras vidas: para ser pacíficos, amables, benignos, llenos de compasión y de buenos frutos, ecuánimes y genuinos. En esencia, ser con los demás como Jesús ha sido con nosotros.
Vemos cómo Jesús trató a las personas de manera diferente. Su vida hablaba de amor como nadie lo había hecho antes o después de Él. Sus palabras dieron la bienvenida a quienes no eran líderes religiosos; sus acciones afectaron la vida de las personas exactamente como estaban: alienadas de los demás, enfermas y moribundas, despreciadas por la sociedad y marginadas. Su buena conducta es el estándar que debemos seguir.
Jesús es el poder y la sabiduría de Dios en acción (ver 1 Corintios 1:24).
«Que haya en ustedes el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús, quien, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo y tomó forma de siervo, y se hizo semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también lo exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios el Padre» (Filipenses 2: 5-11).
ORACIÓN: Padre Celestial, que nuestras vidas sean sabias y comprensivas para con los demás, y que siempre los dirijan hacia el Salvador. En su Nombre oramos.
Paul Schreiber
Para reflexionar:
* ¿Quién es la persona más sabia que has conocido? ¿Qué la hace así de sabia?
* ¿De qué formas obra Dios en nuestras vidas para hacernos personas más sabias?
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