… así que [los líderes religiosos] llamaron a los apóstoles y, después de azotarlos, les advirtieron que no siguieran hablando en el nombre de Jesús y los pusieron en libertad. Los apóstoles salieron del concilio felices de haber sido dignos de sufrir por causa del Nombre. Y todos los días, no dejaban de enseñar y de anunciar en el templo y por las casas las buenas noticias acerca de Cristo Jesús.
Hechos 5:40-42
Las personas que están enamoradas parece que vivieran en otro mundo. Se sientan juntas mirando a la nada con una sonrisa boba en sus caras y ningún esfuerzo logra que tomen las cosas con la seriedad adecuada. Así me comporté yo cuando estaba por casarme: no me interesaba pensar en qué colores, telas o tipo de pastel iba a tener. Sé que molesté mucho a mi madre y a mi hermana. Pero es que ¡estaba embobada con mi prometido!
Definitivamente había algo molesto en los discípulos después de la resurrección de Jesús. En el texto para hoy los vemos delante del concilio judío, ignorando por completo el peligro en el que se encontraban. Solo pensaban en Jesús. Y cuando un hombre sabio llamado Gamaliel consiguió que el consejo los dejara ir luego de azotarlos, estaban «felices de haber sido dignos de sufrir por causa del Nombre».
¿Qué nombre? El nombre de Jesús, por supuesto. Los discípulos estaban convencidos de que sufrir por Jesús era un gran honor. Hasta la vergüenza del castigo público dejó de serlo porque era por él. Al igual que los enamorados, estaban felices por cualquier cosa difícil, dolorosa o injusta que les sucediera, siempre que sucediera en nombre de Aquél a quien amaban.
Por supuesto que sabemos que no eran tontos. O si lo eran, nosotros somos tan tontos como ellos, porque nosotros también sabemos que es una alegría y honor sufrir por Jesús. «Mártir» y «testigo» son términos de gran honor entre nosotros, y escuchamos con entusiasmo las historias de aquellos que han sufrido por su Nombre.
Pocos de nosotros tenemos la oportunidad de sufrir algo tan dramático como azotes por causa de Jesús; pero todos tenemos oportunidades de mostrar nuestro amor, no, ¡nuestra adoración! por Él en nuestra vida diaria. Puede ser algo tan vergonzoso como disculparnos con alguien porque nos damos cuenta de que le hemos perjudicado por error… y sabemos que Jesús quiere que le digamos algo. Puede ser algo tan pequeño como devolver el cambio adicional que un cajero nos dio por error en la tienda de comestibles. En realidad, puede ser cualquier cosa que hagamos por amor a Jesús. El mundo no lo entenderá. Pero no importa, ¿verdad? Si tenemos al Señor que amamos, ¿qué más importa?
ORACIÓN: Querido Señor Jesús, gracias por ser nuestro y por permitirnos ser tuyos. Amén.
Dra. Kari Vo
Para reflexionar:
1.- ¿Cuál es la cosa más tonta que has hecho por amor?
2.- ¿Cómo te ha honrado Jesús al permitirte servir o sufrir por él?
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