Es a ti, hijo de hombre, a quien yo he puesto como atalaya para el pueblo de Israel. Tú oirás de mí mismo la advertencia, y les advertirás para que se prevengan. Cuando yo le diga a algún impío que está en peligro de muerte, si tú no le adviertes que se aparte de su mal camino, el impío morirá por causa de su pecado, pero yo te haré responsable de su muerte. Por el contrario, si tú le adviertes al impío que se aparte de su mal camino, y éste no te hace caso, morirá por causa de su pecado, pero tú habrás puesto a salvo tu vida.
(Ezequiel 33:7-9).
Una de las cosas más difíciles de hacer por alguien a quien uno ama es decirle, sin rodeos, que está haciendo algo pecaminoso y que debe parar. Es difícil porque uno no quiere herir sus sentimientos. Pero ¿qué es peor, herir sus sentimientos temporalmente o permitirles continuar sin previo aviso hasta que terminen en un mundo de dolor? Porque eso es lo que hace el pecado: lastima a la persona que comete el pecado quizás más que a todos. Y aquellos de nosotros que amamos a alguien que está involucrado en un pecado mayor no podemos permanecer en silencio y no hacer nada, porque eso no sería amor.
Entonces, ¿qué podemos hacer? Podemos pedirle al Señor que nos dé las palabras correctas para llegar al corazón del ser querido. Una vez que hayamos hecho eso, el resto está fuera de nuestras manos. La persona escuchará y reaccionará, o no. Pero al menos tenemos que hacerles saber lo que estamos viendo.
A veces, amar de verdad requiere coraje. Y cuando no lo podamos hacer por nosotros mismos, podemos pedirle a Jesús que nos lo suministre, porque Él ya ha recorrido este camino. Él nos ama mucho, y por esa misma razón vino a nuestro mundo: para confrontarnos con nuestro pecado y luego quitárnoslo para siempre, si se lo permitimos, para reemplazarlo con su amor, perdón, misericordia y vida eterna.
De eso se trató la cruz. No fue fácil. Le costó la vida. Pero así es como Él nos ama. Y eso es lo mucho que Él puede amar a los demás a través de nosotros, cuando le pedimos que nos ayude.
Querido Señor, dame el coraje, la sabiduría y el amor para hablar con quien se encuentra en una situación difícil. Amén.
Dra. Kari Vo
Para reflexionar:
* ¿Por qué nos resulta difícil confrontar a quien está obrando equivocadamente?
* ¿Cómo has reaccionado cuando alguien te ha confrontado a ti con algo que estabas haciendo mal?
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