Después Dios el Señor dijo: «No está bien que el hombre esté solo; le haré una ayuda a su medida».
Y así, Dios el Señor formó de la tierra todos los animales del campo, y todas las aves de los cielos, y se los llevó a Adán para ver qué nombre les pondría; y el nombre que Adán les puso a los animales con vida es el nombre que se les quedó.
Adán puso nombre a todos los animales y a las aves de los cielos, y a todo el ganado del campo, pero para Adán no se halló una ayuda a su medida.
Entonces Dios el Señor hizo que Adán cayera en un sueño profundo y, mientras éste dormía, le sacó una de sus costillas, y luego cerró esa parte de su cuerpo. Con la costilla que sacó del hombre, Dios el Señor hizo una mujer, y se la llevó al hombre. Entonces Adán dijo: «Ésta es ahora carne de mi carne y hueso de mis huesos; será llamada «mujer», porque fue sacada del hombre». Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán un solo ser.
Y aunque Adán y su mujer andaban desnudos, no se avergonzaban de andar así.
Génesis 2: 18-25
Me parece gracioso que Dios posponga la creación de Eva hasta después de que Adán nombre a los animales. Me parece que Dios supo desde el principio que Adán necesitaba a otro ser humano con quien estar, ¡pero Adán no lo sabía! Y entonces Dios le dio una tarea que lo obligaría a darse cuenta de lo que se estaba perdiendo. Pelaje y plumas, escamas, cuatro patas o sin patas, o hasta seis patas, alas, aletas y garras, todo era maravilloso, todo era hermoso, pero nada era suficiente. No había nadie parecido a él, nadie igual a él, nadie en casa.
Después de eso Dios lo hace dormir y crea a Eva.
¡Y Adán la aprecia! Ahora sabe lo que se estaba perdiendo. Ella es «carne de mi carne y hueso de mis huesos», dice Adán. Y se alegra.
La gente necesita gente. Necesitamos familia, amigos, vecinos, gente que nos pase por la calle. Incluso aquellos que somos extremadamente introvertidos no podemos prescindir de los demás por completo. La pandemia con sus encierros y distanciamiento social nos ha obligado a entender eso, a sentirlo en nuestra carne y huesos.
Así que Dios hizo a la humanidad, no a un solo espécimen, sino a una familia y, finalmente, a miles de millones de personas interconectadas de muchas formas diferentes. Y entonces Dios se convirtió en parte de la humanidad —nació como un bebé humano, carne de nuestra carne y hueso de nuestros huesos— para hacernos sus propios parientes, sus familiares, hombres y mujeres.
Como nuestro pariente, Jesús sufrió, murió y resucitó por nosotros, porque nos ama. Y a través de la obra del Espíritu Santo en nuestros corazones, Él nos une a Él mismo para siempre, nunca más estaremos perdidos, nunca más solos.
ORACIÓN: Señor, gracias por ser parte de nuestra familia y hacernos parte de la tuya. Amén.
Dra. Kari Vo
Para reflexionar:
* La pandemia redujo enormemente nuestro contacto con otros seres humanos. ¿Qué ha sido específicamente lo más difícil para ti?
* ¿Te importaría si Dios hubiera elegido no convertirse en hombre y, en cambio, hubiera salvado a la humanidad de alguna otra manera? ¿Por qué y cómo?
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