Él no nos da el castigo que merecemos, sino que perdona todas nuestras deudas y nos libera de ellas por la cruz de Cristo

Perdonando como el Señor nos perdona

Entonces se le acercó Pedro y le dijo: «Señor, si mi hermano peca contra mí, ¿cuántas veces debo perdonarlo? ¿Hasta siete veces?». Jesús le dijo: «No te digo que hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete». 

(Mateo 18:21-22).

Como nos enseña Jesús, nuestra oportunidad para perdonar y mostrar misericordia hacia nuestros hermanos y hermanas está basada en la misericordia abundante de Dios hacia nosotros.

Cuando Pedro le hace esa pregunta a Jesús, está buscando una respuesta práctica y concreta. Pero la respuesta de Jesús va mucho más allá de lo que Pedro esperaba. En lugar de establecer un límite específico para el perdón, Jesús nos llama y nos empodera en nuestro Bautismo a perdonar sin restricciones.

En este pasaje, Jesús explica que el perdón no tiene límites. Perdonamos cuando ejercitamos nuestra fe mostrando amor y compasión hacia aquellos que nos han lastimado, mostrando amor como Dios nos lo mostró.

Y es que, al ajustar sus cuentas con nosotros, Dios no actúa con ira, sino con compasión. Él no nos da el castigo que merecemos, sino que perdona todas nuestras deudas y nos libera de ellas por la cruz de Cristo. Y por el perdón de nuestros pecados, somos libres para perdonar a aquellos que pecan contra nosotros. Ya que, como dice Romanos 14:10, todos estaremos «ante el tribunal de Cristo», no debemos despreciar a nuestros hermanos, sino perdonarlos de corazón.

Recordemos cada día el poder del perdón y la misericordia que recibimos por medio de Cristo en nuestras vidas y comunidades, y trabajemos juntos para construir un futuro mejor y más brillante para todos. Podemos confiar en el amor sin límites de nuestro Padre celestial, quien perdona diariamente todas nuestras deudas.

Jesús, gracias por perdonarnos sin límites. Ayúdanos a perdonar a los que pecan contra nosotros con sencillez de corazón. Amén.

Diaconisa Noemí Guerra

Para reflexionar:

* Piensa en todas las veces que Dios te ha perdonado, y luego pregúntate si estás perdonando a los demás de la misma manera.

* ¿A quién necesitas pedirle hoy perdón o perdonarle?

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Editado por CPTLN – Chile / MGH

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Su capacidad para amarnos, perdonarnos y salvarnos continúa para siempre

Perdonando

Entonces se le acercó Pedro y le dijo: «Señor, si mi hermano peca contra mí, ¿cuántas veces debo perdonarlo? ¿Hasta siete veces?». Jesús le dijo: «No te digo que hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete». 

Por eso, el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. Cuando comenzó a hacer cuentas, le llevaron a uno que le debía plata por millones. Como éste no podía pagar, su señor ordenó que lo vendieran, junto con su mujer y sus hijos, y con todo lo que tenía, para que la deuda quedara pagada. Pero aquel siervo se postró ante él, y le suplicó: «Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo». El rey de aquel siervo se compadeció de él, lo dejó libre y le perdonó la deuda. 

Cuando aquel siervo salió, se encontró con uno de sus consiervos, que le debía cien días de salario, y agarrándolo por el cuello le dijo: «Págame lo que me debes». Su consiervo se puso de rodillas y le rogó: «Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo». Pero aquél no quiso, sino que lo mandó a la cárcel hasta que pagara la deuda. Cuando sus consiervos vieron lo que pasaba, se pusieron muy tristes y fueron a contarle al rey todo lo que había pasado. Entonces el rey le ordenó presentarse ante él, y le dijo: «Siervo malvado, yo te perdoné toda aquella gran deuda, porque me rogaste. ¿No debías tú tener misericordia de tu consiervo, como yo la tuve de ti?». Y muy enojado, el rey lo entregó a los verdugos hasta que pagara todo lo que le debía. Así también mi Padre celestial hará con ustedes, si no perdonan de todo corazón a sus hermanos. 

(Mateo 18:21-35).

Pobre Pedro. ¡Probablemente pensó que Jesús estaría tan impresionado con él, que lo perdonaría siete veces! Después de todo, la mayoría de la gente pensaba que tres veces era suficiente. Pero la verdad es que realmente no importa si Jesús dice «siete veces» o «setenta veces siete». Porque todavía no podemos hacerlo, ¿verdad? Perdonar a alguien una vez ya es bastante difícil. Hacerlo una y otra vez requiere un tipo de poder que no tengo.

Pero Jesús sí tiene ese poder de amar y perdonar una y otra vez. Lo sabemos al mirar su vida: luego de vivir entre nosotros con todos nuestros males y experimentar lo peor que podíamos hacerle, y a pesar de ser Dios, igual da su vida y resucita por amor a nosotros. Su capacidad para amarnos, perdonarnos y salvarnos continúa para siempre. Siempre podemos acudir a Él en busca de misericordia y sanidad.

¿Cómo podemos perdonar como Él? Sólo si Él está viviendo y obrando en nosotros. No puedo perdonar, pero Jesús en mí puede hacerlo. Y así, cuando enfrento la tarea imposible, puedo orar: «Señor, no puedo hacerlo. Hazlo Tú a través de mí”. Y luego puedo apoyar todo mi peso en Él y permitir que Él me lleve mientras vivo el perdón hacia esa persona, minuto a minuto, día a día.

Dios hace lo imposible. Y debido a que el Espíritu Santo vive en nosotros, Dios también hará lo imposible a través de nosotros. Pidámosle que lo haga.

Querido Jesús, ayúdanos a perdonar como Tú has perdonado y muéstranos hora a hora lo que quieres que hagamos en tu nombre. Amén.

Dra. Kari Vo

Para reflexionar:

* Si necesitas pedir perdón o perdonar a alguien, pídele hoy a Jesús que te ayude y hazlo.

* ¿Qué haces para apoyarte en Jesús cuando algo es demasiado difícil para ti?

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Cuando entregó su vida en la cruz, lo hizo por todos: hombres y mujeres, religiosos y ateos, liberales y conservadores

Adiáfora

Reciban al que es débil en la fe, pero no para entrar en discusiones. Algunos creen que está permitido comer de todo, pero hay otros, que son débiles y que sólo comen legumbres. El que come de todo, no debe menospreciar al que no come ciertas cosas, y el que no come de todo, no debe juzgar al que come, porque Dios lo ha aceptado. ¿Quién eres tú, para juzgar al criado ajeno? Si éste se mantiene firme o cae, es un asunto de su propio amo. Pero se mantendrá firme, porque el Señor es poderoso para mantenerlo así. 

Algunos creen que ciertos días son más importantes que otros. Otros consideran que todos los días son iguales. Cada uno está plenamente convencido de su propio pensamiento. El que da importancia a ciertos días, lo hace para el Señor; y el que no les da importancia, también lo hace para el Señor. 

El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que deja de comer, lo hace para el Señor, y también da gracias a Dios. Y es que nadie vive para sí, ni nadie muere para sí, pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos. Así que, ya sea que vivamos, o que muramos, somos del Señor. Porque para esto mismo Cristo murió y resucitó: para ser Señor de los vivos y de los muertos. 

Así que tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? ¡Todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Cristo! Escrito está: «Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, Y toda lengua confesará a Dios». Así que cada uno de nosotros tendrá que rendir cuentas a Dios de sí mismo. 

(Romanos 14:1-12).

En la fe cristiana hay algunas cosas que Dios establece claramente: que Jesús murió y resucitó de entre los muertos por nosotros. Los 10 mandamientos. Los dones del Bautismo y la Sagrada Comunión. Y hay otros temas en los que Dios no se ha pronunciado: si comer carne o ser vegetariano; qué tipo de gobierno debe tener un país; qué tipo de música debemos usar en su alabanza, etc. A estas cosas las llamamos «adiáfora»: son cosas en las cuales podemos estar en desacuerdo y seguir siendo cristianos fieles de todos modos.

De eso está hablando Pablo en la lectura bíblica de hoy. Su principal preocupación es no dividir la iglesia ni lastimar a nuestros hermanos haciendo cumplir reglas hechas por el hombre o presionando a las personas para que hagan cosas que sienten que están mal. En otras palabras, Pablo está diciendo que le demos la bienvenida a todos y que nos respetemos, amemos y tratemos como hermanos y mantengamos la unidad en la fe. En una época en que la gente está tan polarizada, qué bueno es saber que Jesucristo es el Señor de los vivos y los muertos, y si puede ser eso, ¡ciertamente también puede manejar ser el Señor de los vegetarianos y los carnívoros!

Dios nos amó tanto que vino a nuestro mundo para convertirse en uno de nosotros. Él sabe cómo son los conflictos y las divisiones. Cuando entregó su vida en la cruz, lo hizo por todos: hombres y mujeres, religiosos y ateos, liberales y conservadores. Y luego resucitó, rompiendo el poder del pecado y la muerte para todos los que confían en Él. La iglesia de Jesús está llena de una asombrosa variedad de personas, personas que Él ama. Y porque Él las ama, nosotros también las amamos.

Querido Señor Jesús, ayúdanos a amar a todas las personas. Amén.

Dra. Kari Vo

Para reflexionar:

*¿Cómo puedes mostrar amor por las personas con las que no estás de acuerdo?

*¿Por qué crees que Dios ha dejado ciertas cosas sin aclarar?

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Aquel que dio su vida por nosotros, es capaz de sacarnos de las sombras de los pecados viejos y dolorosos…

Sombras largas

Al ver los hermanos de José que su padre había muerto, dijeron: «Tal vez José nos odia, y ahora se vengará de todo el mal que le hicimos». Entonces mandaron a decirle: «José, antes de que tu padre muriera, nos pidió que te dijéramos de su parte: «Te ruego que perdones la maldad y el pecado de tus hermanos, pues te trataron muy mal». Por lo tanto, te rogamos que perdones ahora la maldad de estos siervos del Dios de tu padre». Y mientras ellos hablaban, José comenzó a llorar. Además, sus hermanos fueron y se arrodillaron delante de él, y le dijeron: «Aquí nos tienes. Somos tus siervos». Pero José les respondió: «No tengan miedo. ¿Acaso estoy en lugar de Dios? Ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios cambió todo para bien, para hacer lo que hoy vemos, que es darle vida a mucha gente. Así que no tengan miedo. Yo les daré de comer a ustedes y a sus hijos». Y los consoló, pues les habló con mucho cariño. 

(Génesis 50:15-21).

Se dice que los viejos pecados proyectan largas sombras. Durante mucho tiempo los hermanos de José habían estado celosos de él. Cuando vieron la oportunidad, lo vendieron como esclavo a otro país y le dijeron a su padre que había muerto. Durante muchos años, Dios usó esta mala situación para hacer de José un líder en Egipto. José luego usó su poder para rescatar a su familia del hambre y proveer para todas sus necesidades.

Pero, aunque en la superficie todo estaba bien, los hermanos de José todavía cargaban con mucho miedo y culpa. Cuando su padre Jacob murió, todo salió a la superficie. ¿Los había perdonado de verdad, o sólo estaba fingiendo para mantener feliz a su padre? ¿Sufrirían finalmente las consecuencias de lo que habían hecho hacía tanto tiempo?

Este tipo de cosas también nos sucede a nosotros. Una muerte en la familia hace que todos reevalúen sus relaciones. Los viejos pecados y culpas pueden volver a la superficie y destruir la paz de todos los involucrados.

¿Qué podemos hacer? Lo mismo que hacemos cuando el pecado y la culpa están frescos: correr a Jesús en busca de ayuda, sabiduría, valor y misericordia. Luego, si es posible, hablar con las personas involucradas. En muchos casos es aconsejable involucrar a un pastor o consejero, especialmente si el pecado es grave o si se teme que las personas involucradas puedan reaccionar de manera dolorosa o dañina. El Señor no espera que nos pongamos en peligro.

¿Y si es imposible hablar con todos porque algunos están muertos, ausentes o sufren de demencia? Lo hablamos con Jesús, quien tiene poder para sanar también esas situaciones. Aquel que dio su vida por nosotros, es capaz de sacarnos de las sombras de los pecados viejos y dolorosos y llevarnos a su luz y vida eterna.

Querido Salvador, tú conoces las cosas de mi pasado que me preocupan. Ayúdame y sáname. Amén.

Dra. Kari Vo

Para reflexionar:

*¿Qué viejo pecado está echando sombras largas en tu vida?

*¿Dónde puedes encontrar ayuda para confesarlo y recibir perdón?

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Dios siempre hace lo mejor para nosotros de maneras que no podemos entender

Épocas y épocas

Ester fue llevada a la casa real en el mes décimo, que es el mes de Tebet. Era el año séptimo del reinado de Asuero cuando ella se presentó ante él. Ester se ganó el favor y la benevolencia del rey por encima de las otras doncellas, y éste amó a Ester más que a todas ellas, así que puso en su cabeza la corona real y la proclamó reina en lugar de Vasti. Luego el rey ofreció un gran banquete a todos sus príncipes y siervos en honor de Ester, y además disminuyó tributos a las provincias y les otorgó beneficios, como corresponde a un rey. 

(Ester 2:16-18).

El relato de este pasaje ocurre aproximadamente cuatro años después del rechazo de la reina Vasti. La joven judía llamada Ester se convierte en reina del rey persa Asuero, y más adelante salva a su pueblo de un genocidio planeado por el primer ministro Amán. Pero esta es solamente una época en la vida de Ester.

Ester era huérfana. Mardoqueo, su tío adoptivo, la crió después de la muerte de sus padres. Pero en ésta época de su vida, Ester es llevada a la casa del rey junto con otras doncellas para ser considerada como posible reina, después del rechazo de Vasti.

Aunque a veces no lo veamos, Dios está trabajando en silencio en cada época de nuestras vidas, dirigiendo todo lo que sucede. En el momento más importante, Ester está en una posición clave para liberar a Israel. Dios siempre hace lo mejor para nosotros de maneras que no podemos entender. Podemos confiar en Él, aunque no veamos lo que está haciendo en la época de vida en la que estamos.

Señor, gracias porque en Cristo hemos recibido el favor y la benevolencia del Rey. Gracias porque por Cristo, pones en nuestra cabeza una corona y ofreces un gran banquete en presencia de nuestros angustiadores. Ayúdanos a atravesar las épocas buenas y las no tan buenas de la vida confiando siempre en tu amorosa dirección y cuidado. Amén.

Diaconisa Noemí Guerra

Para reflexionar:

* ¿En qué época de tu vida te encuentras en estos momentos?

* ¿De qué formas puedes descansar en los brazos de Dios, sabiendo que él tiene cuidado de cada época de tu vida?

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…La verdadera grandeza no es la fuerza autosuficiente, sino la humildad

Viviendo como humildes hijos del Padre

En ese momento los discípulos se acercaron a Jesús, y le preguntaron: «¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?». Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: «De cierto les digo, que si ustedes no cambian y se vuelven como niños, no entrarán en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humilla como este niño es el mayor en el reino de los cielos; y cualquiera que recibe en mi nombre a un niño como éste, me recibe a mí. 

(Mateo 18:1-5).

Aparentemente, los discípulos tenían disputas sobre quién era el más importante, así que Jesús usó eso para su cuarto discurso principal, y les enseñó cómo los cristianos debemos actuar los unos para con los otros.

Los niños son hermosos y son una bendición de Dios. Pero aquí Jesús no está diciendo que tenemos que actuar de manera infantil o vestirnos como niños, sino que debemos vivir en humildad, como la que demuestran los niños, que es el sello de la grandeza en el reino de los cielos. Esa humildad es la que nos lleva a reconocer nuestra incapacidad de hacer nada para ser dignos ante Dios o ganar nuestra salvación. Esa humildad depende totalmente de la misericordia de Dios para perdonarnos y mira solamente a Jesús como nuestro Salvador.

Y es que la verdadera grandeza no es la fuerza autosuficiente, sino la humildad. A veces somos tentados a buscar la grandeza a través de la autosuficiencia y el poder. Pero la verdadera grandeza se encuentra en la humildad como la de un niño pequeño, que reconoce su necesidad de su padre amoroso.

Señor, cámbianos y vuélvenos como niños. Haznos humildes como ellos y ayúdanos a recibir en tu nombre a los niños, porque así te recibimos a ti. Ayúdanos a vivir como humildes hijos tuyos, dependiendo totalmente de ti para nuestras necesidades físicas y espirituales. Amén.

Diaconisa Noemí Guerra

Para reflexionar:

* ¿De qué manera estás buscando la grandeza en tu vida?

* ¿Qué pasos prácticos puedes tomar para amar y servir a tu prójimo con humildad y amor?

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Dios te ama y te está prestando atención

Los pequeños

En ese momento los discípulos se acercaron a Jesús, y le preguntaron: «¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?». Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: «De cierto les digo, que si ustedes no cambian y se vuelven como niños, no entrarán en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humilla como este niño es el mayor en el reino de los cielos; y cualquiera que recibe en mi nombre a un niño como éste, me recibe a mí. A cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgaran al cuello una piedra de molino, y que lo hundieran en el fondo del mar…».

»Tengan cuidado de no menospreciar a uno de estos pequeños, porque yo les digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos. Porque el Hijo del Hombre ha venido a salvar lo que se había perdido. ¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y una de ellas se pierde, ¿no deja las otras noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se ha perdido? Si llega a encontrarla, de cierto les digo que se regocijará más por aquélla, que por las noventa y nueve que no se perdieron. Del mismo modo, el Padre de ustedes, que está en los cielos, no quiere que se pierda ninguno de estos pequeños». 

(Mateo 18:1-6, 10-14).

¿Quiénes son esos «pequeños» a quienes Dios protege con terrible juicio sobre cualquiera que los desvíe, esas ovejas perdidas que Dios se niega a ver perecer?

¿Son los niños? Sí, pero también lo son las personas vulnerables de cualquier edad: los ignorados, los rechazados o incluso perjudicados por quienes tienen más estatus, poder o dinero. Son los solitarios, los desaparecidos, los desapercibidos. Todos ellos son una preocupación especial para Dios, porque no pueden defenderse. A todos ellos Dios los ama porque Él los creó y Jesús entregó su vida para redimirlos.

Si eres uno de estos pequeños (¿y quién no lo es en algún momento de su vida?), alégrate. Dios te ama y te está prestando atención. Y si conoces a alguien así, sé feliz. Porque Dios te ha dado el honor de amar y servir al Señor de señores, amando y sirviendo a esa persona.

Querido Señor, abre mis ojos para ver a los pequeños a mi alrededor a quienes Tú amas tanto. Amén.

Dra. Kari Vo

Para reflexionar:

*¿A qué «pequeño» puedes servir y amar hoy?

*¿Cómo crees que Jesús reacciona a tus esfuerzos por mostrar amor? (Ver Mateo 25:31-40).

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Estamos en Su misericordia para siempre

No es fácil

Todos debemos someternos a las autoridades, pues no hay autoridad que no venga de Dios. Las autoridades que hay han sido establecidas por Dios. Por lo tanto, aquel que se opone a la autoridad, en realidad se opone a lo establecido por Dios, y los que se oponen acarrean condenación sobre ellos mismos. Porque los gobernantes no están para infundir temor a los que hacen lo bueno, sino a los que hacen lo malo. 

¿Quieres vivir sin miedo a la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás su aprobación, pues la autoridad está al servicio de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, entonces sí debes temer, porque no lleva la espada en vano, sino que está al servicio de Dios para darle su merecido al que hace lo malo. Por lo tanto, es necesario que nos sujetemos a la autoridad, no sólo por causa del castigo, sino también por motivos de conciencia. Por eso mismo ustedes pagan los impuestos, porque los gobernantes están al servicio de Dios y se dedican a gobernar. Paguen a todos lo que deban pagar, ya sea que deban pagar tributo, impuesto, respeto u honra. 

(Romanos 13:1-7).

En mi experiencia, cada vez que se discute este pasaje de la Biblia, las personas se enfocan de inmediato en los casos extremos. Pero creo que este pasaje es más difícil de aceptar cuando lo aplicamos a las cosas de todos los días, como cuando una autoridad abusa de su poder y nos maltrata. Cuando algo así nos sucede, podemos acudir a Jesús en busca de ayuda. Jesús entiende lo que es ser maltratado; después de todo, tuvo que lidiar con Caifás, Herodes y Pilato, todos ellos haciendo lo peor que podían con la autoridad que Dios les había dado.

Pero lo mejor de todo es que podemos acudir a Él en busca de perdón cuando nosotros nos equivocamos, porque Jesús es la única Autoridad que ha demostrado Su amor por nosotros al dar Su vida para rescatarnos del mal. Gracias a su sacrificio, los que confiamos en Él no seremos juzgados, porque el Juez de todos se ha hecho Siervo de todos y ha quitado la culpa que había contra nosotros. Estamos en Su misericordia para siempre.

Señor Jesús, ayúdame a obedecer y respetar a las autoridades. Amén.

Dra. Kari Vo

Para reflexionar:

*¿Por qué es tan difícil someterse a un jefe que nos molesta o nos maltrata?

*¿Qué puedes hacer como cristiano, cuando estás tratando con una autoridad abusiva?

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Él nos ama mucho, y por esa misma razón vino a nuestro mundo: para confrontarnos con nuestro pecado y luego quitárnoslo para siempre…

Amar al prójimo

Es a ti, hijo de hombre, a quien yo he puesto como atalaya para el pueblo de Israel. Tú oirás de mí mismo la advertencia, y les advertirás para que se prevengan. Cuando yo le diga a algún impío que está en peligro de muerte, si tú no le adviertes que se aparte de su mal camino, el impío morirá por causa de su pecado, pero yo te haré responsable de su muerte. Por el contrario, si tú le adviertes al impío que se aparte de su mal camino, y éste no te hace caso, morirá por causa de su pecado, pero tú habrás puesto a salvo tu vida. 

(Ezequiel 33:7-9).

Una de las cosas más difíciles de hacer por alguien a quien uno ama es decirle, sin rodeos, que está haciendo algo pecaminoso y que debe parar. Es difícil porque uno no quiere herir sus sentimientos. Pero ¿qué es peor, herir sus sentimientos temporalmente o permitirles continuar sin previo aviso hasta que terminen en un mundo de dolor? Porque eso es lo que hace el pecado: lastima a la persona que comete el pecado quizás más que a todos. Y aquellos de nosotros que amamos a alguien que está involucrado en un pecado mayor no podemos permanecer en silencio y no hacer nada, porque eso no sería amor.

Entonces, ¿qué podemos hacer? Podemos pedirle al Señor que nos dé las palabras correctas para llegar al corazón del ser querido. Una vez que hayamos hecho eso, el resto está fuera de nuestras manos. La persona escuchará y reaccionará, o no. Pero al menos tenemos que hacerles saber lo que estamos viendo.

A veces, amar de verdad requiere coraje. Y cuando no lo podamos hacer por nosotros mismos, podemos pedirle a Jesús que nos lo suministre, porque Él ya ha recorrido este camino. Él nos ama mucho, y por esa misma razón vino a nuestro mundo: para confrontarnos con nuestro pecado y luego quitárnoslo para siempre, si se lo permitimos, para reemplazarlo con su amor, perdón, misericordia y vida eterna.

De eso se trató la cruz. No fue fácil. Le costó la vida. Pero así es como Él nos ama. Y eso es lo mucho que Él puede amar a los demás a través de nosotros, cuando le pedimos que nos ayude.

Querido Señor, dame el coraje, la sabiduría y el amor para hablar con quien se encuentra en una situación difícil. Amén.

Dra. Kari Vo

Para reflexionar:

* ¿Por qué nos resulta difícil confrontar a quien está obrando equivocadamente?

* ¿Cómo has reaccionado cuando alguien te ha confrontado a ti con algo que estabas haciendo mal?

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"…A veces Dios usa las ‘telenovelas’ de la vida para cumplir su voluntad"

Como una mala telenovela

Memucán dijo delante del rey y de los príncipes: «La reina Vasti ha ofendido no solamente al rey Asuero, sino a todos los príncipes y pueblos y provincias del reino… 

Si al rey le parece bien, que se dicte un decreto real […] Que Vasti no vuelva a presentarse ante el rey Asuero, y que el rey declare reina a otra que sea mejor que ella. […]». Este consejo de Memucán agradó al rey y a los príncipes, y el rey actuó en consecuencia. 

(Ester 1:16,19,21).

Me parece estar viendo aquí una mala telenovela. El rey Asuero está celebrando su reciente coronación con grandes y lujosas fiestas, sirviendo mucha bebida y ofreciendo actividades extravagantes. Bien borracho pide que venga su reina, pero la reina Vasti (pausa dramática) se negó. ¿Será que la reina se sintió mal al ser obligada a exhibirse como un objeto para que los invitados borrachos del rey la vieran? Esto avergonzó públicamente al poderoso rey, quien se divorció de ella.

¿Te imaginas la humillación de Vasti y la vergüenza de los invitados frente a la «escenita» que hicieron Vasti y Asuero? Acá no hay buenos ejemplos a seguir. Pero Dios usó las malas decisiones para preparar el camino para que Ester se convirtiera en reina, salvando así un pueblo entero. Es que a veces Dios usa las «telenovelas» de la vida para cumplir su voluntad. Como José les dijo a sus hermanos: «Ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios cambió todo para bien, para hacer lo que hoy vemos, que es darle vida a mucha gente» (Génesis 50:20).

Y la muerte de Jesús en la cruz es la mejor demostración de esta verdad, ya que gracias a ella tenemos vida.

Oremos: Señor, es fácil preocuparnos cuando vemos la deshonestidad, las luchas por poder y los extremos a los que a veces llegan los gobernantes y las leyes que hacen, que no siempre son justas o coherentes. Ayúdanos a recordar que tú estás en control y que de lo malo puedes hacer cosas buenas y guía y protege a nuestro país. Amén.

Diaconisa Noemí Guerra

Para reflexionar:

* ¿Qué haces cuando las malas decisiones de los demás afectan tu vida?

* ¿De qué manera las promesas de Dios te ayudan a superar las injusticias?

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