Así como la lluvia y la nieve caen de los cielos, y no vuelven allá, sino que riegan la tierra y la hacen germinar y producir, con lo que dan semilla para el que siembra y pan para el que come, así también mi palabra, cuando sale de mi boca, no vuelve a mí vacía, sino que hace todo lo que yo quiero, y tiene éxito en todo aquello para lo cual la envié.
(Isaías 55:10-11)
¿Sabes qué es un banco de semillas de un suelo? Es el término que usan los científicos para los millones de semillas de árboles, pastos, arbustos y plantas que yacen escondidas en la tierra. Algunas de ellas viven hace años o incluso siglos enterradas bajo tierra, hasta que algo las expone a la luz y la lluvia, y emergen como brotes verdes y frescos.
El banco de semillas es la razón por la que los jardineros nunca se deshacen de las malas hierbas. Siempre hay más semillas esperando su oportunidad de crecer. Incluso las plantas que creemos que están extintas pueden estar escondidas como semillas bajo tierra, esperando que las condiciones sean las adecuadas.
Así también es la Palabra de Dios. Algunas personas oyen el Evangelio cuando son niños y quizás hasta son bautizados, pero durante toda la vida no se acercan ni a Dios ni a la iglesia. Su fe parece muerta, hasta que de repente, en un momento, brota por la gracia de Dios en respuesta a las oraciones de aquellos que los aman.
¡Y Dios no es el menor entre los que los aman! Si amas a alguien que se ha alejado de la fe, no estás solo esperando que regrese. El Dios que murió y resucitó por tu amado no lo ha olvidado; su Espíritu todavía lo está llamando «¡Ven a casa!». Jesús se entregó a sí mismo a la muerte por esa persona, dando su vida para traerle de vuelta a casa. Su Palabra puede permanecer latente en sus vidas por mucho, mucho tiempo; pero no está muerta, como tampoco lo está Jesús. Por lo tanto, no debemos perder la esperanza.
Entonces, ¿cuál es nuestra parte? Simplemente amarlos, orar por ellos y evitar darles razones para mantenerse alejados de Dios y de la fe. ¡No dejes que tu ansiedad te supere! En lugar de presionar, deja que Jesús brille a través de ti con paciencia, mansedumbre y amor. Confía en su Palabra y espera pacientemente en oración.
Querido Señor, oramos por quienes están alejados de ti y de tu iglesia, para que los traigas de nuevo a ti. Amén.
Dra. Kari Vo
Para reflexionar:
* ¿Qué haces cuando un ser querido está alejado de Dios y de la iglesia?
* ¿Qué esperanza te da la Palabra de Dios con respecto a ese ser querido?
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