Por lo demás, hermanos míos, manténganse firmes en el Señor y en el poder de su fuerza. Revístanse de toda la armadura de Dios, para que puedan hacer frente a las asechanzas del diablo.
La batalla que libramos no es contra gente de carne y hueso, sino contra principados y potestades, contra los que gobiernan las tinieblas de este mundo, ¡contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes! Por lo tanto, echen mano de toda la armadura de Dios para que, cuando llegue el día malo, puedan resistir hasta el fin y permanecer firmes.
Por tanto, manténganse firmes y fajados con el cinturón de la verdad, revestidos con la coraza de justicia, y con los pies calzados con la disposición de predicar el evangelio de la paz. Además de todo esto, protéjanse con el escudo de la fe, para que puedan apagar todas las flechas incendiarias del maligno. Cúbranse con el casco de la salvación, y esgriman la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.
Oren en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y manténganse atentos, siempre orando por todos los santos. Oren también por mí, para que cuando hable me sea dado el don de la palabra y dé a conocer sin temor el misterio del evangelio, del cual soy embajador en cadenas. Oren para que lo proclame sin ningún temor, que es como debo hacerlo.
Efesios 6: 10-20
En muchas versiones de la Biblia, este pasaje se titula «Toda la armadura de Dios». Esto tiene sentido. De hecho, si ponemos atención a lo que dice el apóstol Pablo sobre el uso de esta santa armadura, nos estaríamos haciendo un gran favor.
Es interesante que la lista de instrucciones de Pablo sobre cómo mantenerse fuerte en el Señor va después de su instrucción a los esposos, esposas, matrimonio e hijos. ¿Qué mejor lugar para poner en práctica estos principios espirituales que nuestro hogar, con nuestra familia? Allí es donde experimentamos altibajos vertiginosos, ¡y todo bajo un mismo techo!
Es allí donde también luchamos «contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes». Si bien nuestros hogares deben ser espacios sagrados, reservados para edificarnos y animarnos unos a otros, la realidad de muchos está bien lejos de esto. El hogar es el lugar donde se libran algunas de las batallas más duras de la vida. No existe una solución rápida para estos problemas, pero existe una manera de dar pasos audaces en la dirección correcta: ¡hoy mismo!
Y Pablo nos dice cómo.
Primero, debemos reconocer que Dios nos ha equipado completamente para salir victoriosos en la batalla que enfrentamos. ¡Solo fíjate en las herramientas que nos da para combatir los peligros de nuestra época y las artimañas del enemigo! Por su gracia, estamos ceñidos en la verdad, cubiertos por la justicia, protegidos por la fe, cubiertos por la salvación y armados con la espada del Espíritu, «que es la Palabra de Dios». Todo esto es más que suficiente para vencer «los planes del diablo».
Pablo conocía bien la armadura de Dios. La usaba fiel y constantemente mientras proclamaba con valentía «el misterio del Evangelio» por todas partes. Esta armadura está disponible para ti y para mí también, en todo momento y en cualquier lugar.
¡Gracias a Dios que en Jesucristo él satisface todas nuestras necesidades!
ORACIÓN: Padre Celestial, recuérdanos cada día que debemos ponernos toda la armadura de Dios. En el nombre de Jesús. Amén.
Paul Schreiber
Para reflexionar:
* ¿Cuáles elementos de la lista de Pablo son de naturaleza defensiva y cuáles son de naturaleza ofensiva?
* Después de que Pablo da su lista de la armadura de Dios, ¿qué quiere que sus lectores hagan por él?
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