Así como la tierra produce sus renuevos, y así como el huerto hace que brote su semilla, así Dios el Señor hará brotar la justicia y la alabanza a los ojos de todas las naciones (Isaías 61:11).
El Adviento es un tiempo de preparación para la celebración del nacimiento del Salvador del mundo, y también de expectativa para cuando Él regrese en gloria. ¿Alguna vez has visto un campo de flores ANTES de que las flores se hayan abierto? En algunas ocasiones he tenido la oportunidad de ver los campos de tulipanes holandeses en la ciudad de Portland, Oregón, y este año vi los campos de flores en vivo a través de internet.
Así pude ver cómo las plantas comenzaban a crecer, brotaban los capullos y finalmente los tulipanes se abrían en sus muchos y variados colores, luciendo en una forma maravillosa. Durante la espera pude apreciar y ver cuán cuidados eran los campos arados en hileras, lo que demostraba que año tras año habían sido bien sembrados. Ver las flores abrir era sólo cuestión de esperar un poco.
Esperar es difícil y en la vida a menudo lo tenemos que hacer. Lo mismo nos sucede en nuestra vida de fe, donde también hay tiempos de espera. Puede que durante ciertas temporadas no veamos mucho fruto, pero a medida que leemos la Palabra de Dios y nos conectamos con Él en oración, vamos creciendo bajo la superficie, allí donde no podemos ver. Y cuando llega el momento y Dios nos permite ser fructíferos, podemos ser testigos de que la justicia y la alabanza se elevan y son un testimonio para aquellos en nuestras vidas y “delante de todas las naciones”. Aún más que los tulipanes de los campos de Portland en primavera, nuestro brote será audaz y glorioso y producirá justicia y alabanza.
Señor, sigue trabajando para profundizar nuestras raíces en Ti, de tal manera que podamos crecer, florecer y multiplicarnos en el tiempo que Tú tienes señalado. Amén.
Sra. Melissa Salomón
Para reflexionar
- ¿De qué manera te impacta ver una montaña majestuosa, un río que fluye libremente o un vasto campo de flores?
- ¿Qué haces para profundizar y cuidar las raíces de tu fe?
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