Amados, no crean a todo espíritu, sino pongan a prueba los espíritus, para ver si son de Dios. Porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. Pero ésta es la mejor manera de reconocer el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios. Éste es el espíritu del anticristo, el cual ustedes han oído que viene, y que ya está en el mundo…
Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.
En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros: en que Dios envió al mundo a su Hijo unigénito, para que vivamos por él.
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios nos ha amado así, nosotros también debemos amarnos unos a otros.
1 Juan 4:1-3, 7-11
Juan dedica gran parte de su carta a decirnos cómo podemos «saber» diferentes cosas. Una cosa que él quiere que sepamos es cómo distinguir entre los espíritus, personas o grupos que son de Dios y los que no lo son. Pablo dice: «Porque ellos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos que se disfrazan de apóstoles de Cristo. Y esto no debe sorprendernos, porque hasta Satanás mismo se disfraza de ángel de luz. Así que, tampoco es una sorpresa que sus ministros se disfracen de administradores de justicia, pero como sus obras será su fin» (2 Corintios 11: 13-15).
Así es que Juan nos insta a que pongamos a prueba los espíritus. Podemos comenzar preguntando si confiesan «que Jesucristo ha venido en carne». En aquellos días, al igual que hoy, mucha gente hablaba tonterías sobre Jesús: decían que no era realmente humano sino un ángel o un espíritu, solo para evitar lidiar con su muerte real en una cruz real. Como ángeles y los espíritus no pueden morir, con ese truco el diablo trata de destruir nuestra fe en Jesús, haciéndonos pensar que todo fue mentira, que Jesús fue algo diferente de lo que la Biblia nos dice que es.
Entonces, nuestra primera prueba para cualquiera que quiera que le sigamos es esta: ¿Qué dices de Jesús? ¿Ha bajado Dios a la tierra como ser humano? ¿Ha sufrido y muerto —¡y también ha resucitado de entre los muertos!— para rescatarnos del poder de la muerte y del diablo? ¿Nos llama a confiar en Él para recibir perdón, vida y paz?
La segunda prueba que Juan menciona aquí tiene que ver con la vida. Preguntamos: ¿esta persona o grupo muestra el amor de Dios en su vida? «El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor», dice Juan. Entonces, cualquiera que diga todas las cosas correctas pero trate a otras personas horriblemente no es alguien a quien debamos seguir. Abusar y dañar a las personas, no atender a sus necesidades, pasarles por encima para obtener poder, son todas señales de los mentirosos y engañadores. Pero la bondad, la misericordia y la preocupación real por otras personas son las señales de los hijos de Dios, especialmente cuando resultan en actos de amor abnegado, así como lo fue el sacrificio de Jesús por nosotros.
ORACIÓN: Señor, ayúdame a escuchar tu voz claramente y a seguirte a ti y solo a ti. Amén.
Dra. Kari Vo
Para reflexionar:
* ¿Cómo juzgas si las ideas de otros, con respecto a Dios, son correctas o incorrectas?
* ¿Conoces a alguien que muestre claramente el amor de Jesús en sus acciones?
© Copyright 2021 Cristo Para Todas Las Naciones
Suscríbete y recibe el devocional diariamente en tu e-mail: