Hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo les ordenamos que se aparten de todo hermano que viva desordenadamente y no siga las enseñanzas que ustedes recibieron de nosotros. Ustedes mismos saben cómo seguir nuestro ejemplo. Porque nosotros no vivimos entre ustedes de manera desordenada, ni comimos el pan de nadie sin pagarlo, sino que día y noche trabajamos muy duro y sin descanso, para no ser una carga a ninguno de ustedes. Y no es que no tuviéramos derecho de hacerlo, sino que quisimos darles un buen ejemplo a seguir.
Cuando estábamos con ustedes, también les ordenamos esto: «Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma». Y es que nos hemos enterado de que algunos de ustedes viven desordenadamente, y no trabajan en nada, y se entrometen en lo ajeno. A tales personas les ordenamos y exhortamos, por nuestro Señor Jesucristo, que simplemente se pongan a trabajar y se ganen su propio pan. Y ustedes, hermanos, no se cansen de hacer el bien.
2 Tesalonicenses 3:6-13
La iglesia en Tesalónica había estado lidiando con algunas preocupaciones «en el sentido de que el día del Señor está cerca» (2 Tesalonicenses 2: 2b). Esta preocupación se convirtió en un gran problema. Así que Pablo, al principio de su carta, continúa y reitera lo que les había dicho anteriormente: que ciertas cosas, como una «rebelión», el «hombre pecado» y el «hijo de perdición que se hace pasar por Dios» pasarían antes de la venida del Señor (ver 2 Tesalonicenses 2:3-12).
Sin embargo, a pesar de las enseñanzas anteriores de Pablo, la especulación de que posiblemente estas cosas ya habían ocurrido llevó a algunos, en su comportamiento ocioso, a aprovecharse de la caridad de la iglesia al extraer innecesariamente de sus recursos.
Con respecto a su instrucción sobre asuntos del fin del mundo, Pablo insta a los creyentes y les dice: «Por lo tanto, hermanos, manténganse firmes y retengan la doctrina que personalmente y por carta les hemos enseñado» (2 Tesalonicenses 2:15b). En cuanto al aspecto práctico de la vida cotidiana, les aconseja «que se aparten de todo hermano que viva desordenadamente y no siga las enseñanzas que ustedes recibieron de nosotros» (2 Tesalonicenses 3:6b).
A todo esto, Pablo da algunos conceptos básicos y relevantes a los creyentes en Tesalónica: cuidado con los que son ociosos; si no trabajan, tampoco deberían comer. Pablo respalda esto diciéndoles que a pesar de que tenía el «derecho», por así decirlo, de recibir comida de ellos cuando él y sus compañeros evangelistas los ayudaban, no lo ejerció. En cambio, les recordó que ellos trabajaban «día y noche» para no ser una «carga para nadie».
Pablo sabía que el Evangelio que proclamó libremente cambiaría sus vidas. Si Dios lo pudo cambiar a él y apartarlo de su vida de extremismo contra la iglesia primitiva y lo llevó a abrazar la salvación que Dios ofrece en Cristo, entonces también los holgazanes podrían ser cambiados por Dios.
¡Qué práctico es Dios en su Palabra y en su provisión para nosotros! Los antiguos creyentes estaban en primera fila de guerra al escuchar las Buenas Nuevas de la vida eterna en Jesús y tener que combatir las filosofías y actitudes descarriadas que podrían perturbar su fe. Pablo fue para ellos un hombre quien compartía tanto la Palabra divina como las verdades prácticas para vivir la vida cristiana.
ORACIÓN: Padre celestial, danos el anhelo de conocer tu Palabra y la fuerza para vivirla en nuestra vida cotidiana. En el nombre de Jesús, amén.
Paul Schreiber
Para reflexionar:
1.- ¿Cómo has visto que reaccionan las personas cuando escuchan los eventos de los últimos tiempos?
2.- Pablo y sus compañeros evangelistas estaban más interesados en dar a los tesalonicenses un ejemplo de vida que pudieran imitar en vez de aprovecharse de sus recursos. ¿Conoces líderes de la iglesia que hacen esto hoy?
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