Así ha dicho el Señor: «El cielo es mi trono, y la tierra es el estrado de mis pies. ¿Qué clase de casa podrían edificarme? ¿Qué lugar pueden ofrecerme para mi reposo? Yo hice todo esto con mis propias manos, y fue así como llegaron a existir. Yo pongo la mirada en los pobres y humildes de espíritu, y en los que tiemblan al escuchar mi palabra.
Isaías 66:1-2
Mientras un papá llenaba la solicitud de su hija para un campamento de verano, llegó a esta pregunta: «¿Su hija es líder o seguidora?». Después de unos momentos pensando, respondió que generalmente ella era seguidora.
Una semana después de enviar la solicitud, el padre recibió un aviso de que su hija había sido aceptada en el campamento. El director señaló lo siguiente: «Después de haber inscrito a 58 líderes para el verano, estamos agradecidos de tener al menos un seguidor».
Los candidatos presidenciales se quedan sin aire, tratando enérgicamente de convencernos de sus cualidades de liderazgo. Si nuestro país necesita líderes, también lo hace en mayor medida la iglesia de Jesús. Sin embargo, necesita un tipo de líder diferente.
¿Qué hace a un cristiano ser un buen líder? «Yo pongo la mirada en los pobres y humildes de espíritu, y en los que tiemblan al escuchar mi palabra», dice el Señor.
Los humildes. El mundo cree en «ganar por medio de la intimidación». El mundo admira a las personas que encuentran su valor en sus triunfos. Pero Dios valora a los hombres y mujeres que tienen una comprensión realista de quién es el Señor: el omnipotente Señor. Dios admira a los hombres y mujeres que saben quiénes son: pecadores, redimidos por la sangre de Cristo. Dios se regocija en los hombres y mujeres que encuentran su valor en ser hijos e hijas del Rey de gracia.
Los pobres en espíritu con corazones contritos. El Dr. Karl Menninger, un famoso psiquiatra, escribió un libro titulado ¿Qué pasó con el pecado? Mientras que muchas personas se niegan a admitir que existe el pecado, otros se jactan de su pecado, tratando de superarse unos a otros en la maldad. Los corazones contritos son corazones suavizados por el dolor del pecado. Los corazones contritos se dan cuenta de las heridas que sus pecados han causado. Los corazones contritos desean sinceramente corregir sus errores y evitar hacer el mal en el futuro.
Los que tiemblan por Su Palabra. Ellos conocen la Palabra de Dios y buscan su voluntad a toda costa. Soportan los sufrimientos confiando en la fuerza de Cristo, sostenidos por una ferviente oración. Tan comprometidos con Jesús como su Señor que sus corazones no pueden concebir desobedecerlo.
La reina Ester, Elías, Deborah, el rey David. Todos ellos fueron líderes, líderes excelentes, por la gracia de Dios. Necesitamos gente como ellos hoy. No solo pastores y obreros religiosos profesionales. No solo personas mayores de 35 años. No solo adultos con familias establecidas. Este mundo nos necesita a ti y a mí. Como Mardoqueo aconsejó a Ester: «¿Quién sabe si has llegado al reino para un momento así?».
El Señor busca que seamos suyos, de principio a fin, comprometidos completamente con Él.
ORACIÓN: Padre celestial, es fácil para nosotros escapar del servicio completo a ti y a tu reino. Llévanos a escuchar tu Palabra, temblar ante su poder y entregar nuestras vidas a ti. En el nombre de Jesús. Amén.
The Lutheran Layman, febrero de 1980, «Los líderes de Cristo son seguidores», Jane Fryar
Para reflexionar:
1.- Vivir como cristiano requiere un compromiso real. ¿Cómo te enfocas y te mantienes atento a tu relación con Dios al comenzar cada día?
2.- Aunque Dios creó el universo y todo lo que hay en él, el hombre ocupa un lugar especial en su corazón. ¿De qué forma impacta eso la forma en que vives para Él?
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Editado por CPTLN-Chile / MGH
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