Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna.
(Juan 3:16).
¿Te has puesto a pensar qué significa creer?
Creer es mucho más que sentir curiosidad o asombro por lo que Dios hace. Es más que el interés religioso de querer seguir a Jesús como ejemplo de moralidad. Creer en Dios quiere decir que confiamos en él plenamente y en sus promesas, que aceptamos como verdaderas las enseñanzas de su Palabra y vivimos bajo ellas. Es dejar que Dios sea el Dios de nuestra vida y vivir en base al nuevo nacimiento que recibimos en nuestro bautismo. Y nadie puede ser salvo por la fe o el «creer» de otro. Cada persona debe creer por sí misma.
¡Yo no puedo creer o tener fe de esa manera! ¿Eso significa que no tengo la vida eterna? ¡Claro que no significa eso! Porque,»ni por mi propia razón, ni por mis propias fuerzas soy capaz de creer en Jesucristo, mi Señor o venir a él; sino que el Espíritu Santo me ha llamado mediante el evangelio, me ha iluminado con sus dones y me ha santificado y conservado en la verdadera fe, del mismo modo que él llama, congrega, ilumina y santifica a toda la cristiandad en la tierra, y la conserva unida a Jesucristo en la verdadera y única fe; en esta cristiandad él me perdona todos los pecados a mí y a todos los creyentes, diaria y abundantemente, y en el último día me resucitará a mí y a todos los muertos y me dará en Cristo, juntamente con todos los creyentes, la vida eterna. Esto es con toda certeza la verdad» (Explicación del tercer artículo del Credo Apostólico).
ORACIÓN: Gracias, Padre, por darme el regalo de la fe por medio de tu Palabra. Gracias por salvarme completamente por amor y gracia por los méritos de Cristo. Amén.
Diaconisa Noemí Guerra
Para reflexionar:
* ¿Cómo responderías si alguien te pregunta qué hiciste para ser salvo? Espero que tu respuesta siempre sea: nada.
* ¿Con quién vas a compartir hoy este regalo tan hermoso e inagotable de la gracia y el perdón de Dios?
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