El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el Santo Ser que nacerá será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Elisabet, la que llamaban estéril, ha concebido un hijo en su vejez, y ya está en su sexto mes de embarazo. ¡Para Dios no hay nada imposible!». María dijo entonces: «Yo soy la sierva del Señor. ¡Cúmplase en mí lo que has dicho!». Y el ángel se fue de su presencia.
Lucas 1:35-38
Es interesante ver cómo Gabriel simplemente ofrece esa información sobre la prima de María y su embarazo milagroso. María no le pidió a Dios una señal, pero de todas formas obtuvo una.
En realidad, obtuvo más que eso: tuvo una pista bastante clara sobre cuáles deberían ser sus próximos pasos. ¿Elisabet está embarazada? ¡Qué buen momento para visitarla! Siendo una mujer joven y fuerte, María podría ayudar a Elisabet en los quehaceres de la casa durante los difíciles últimos meses del embarazo. A su vez, ella tendría un lugar seguro donde quedarse mientras se adaptaba a su propio milagro, ¡y cualquier indisposición del embarazo que pudiera acompañarla!
Esa es la clase de Dios que tenemos: alguien que entiende nuestros temores y confusiones, los digamos o no, alguien que satisface nuestras necesidades, incluso antes de que sepamos qué pedir. Aunque esto no debe sorprendernos, porque es el mismo Dios quien nos envió a su único Hijo Jesús para ser nuestro Salvador, para ser Emanuel, «Dios con nosotros», sin importar lo que estemos enfrentando.
ORACIÓN: Padre, ayúdame a ver cómo me cuidas cada día de mi vida. Amén.
Dra. Kari Vo
Para reflexionar:
1.- ¿Cómo te sientes cuando tu vida cambia en forma significativa?
2.- ¿Qué haces para superar la preocupación y la confusión?
3.- Cuenta una historia de cómo Dios proveyó cuando enfrentaste un momento difícil.
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