Yo, Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, a los santos y fieles hermanos en Cristo que están en Colosas: Que la gracia y la paz de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo sean con ustedes.
Siempre que oramos por ustedes, damos gracias a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, pues hemos recibido noticias de la fe de ustedes en Cristo Jesús, y del amor que tienen por todos los santos, a causa de la esperanza que en los cielos les está reservada.
Ustedes ya han sabido de esto por el evangelio, que es la palabra de verdad, y que ha llegado hasta ustedes, así como a todo el mundo, y que desde el día que ustedes la escucharon y la comprendieron claramente, y conocieron la gracia de Dios, crece en ustedes y produce fruto. Esto lo aprendieron por medio de Epafras, nuestro consiervo amado, que es un fiel ministro de Cristo para ustedes, quien también nos ha hablado del amor que ustedes tienen en el Espíritu.
Por eso nosotros, desde el día que lo supimos, no cesamos de orar por ustedes y de pedir que Dios los llene del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual […] darán las gracias al Padre, que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz.
Colosenses 1:1-9a, 12a
¡Me parece que Pablo debe haber pasado mucho tiempo orando! Escribió a tantas iglesias, y en todos los casos, excepto en uno, comienza diciendo algo similar a esto: «Siempre que oramos por ustedes, damos gracias a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, pues hemos recibido noticias de la fe de ustedes en Cristo Jesús, y del amor que tienen por todos los santos, a causa de la esperanza que en los cielos les está reservada». Él está orando por estas personas con regularidad y, en particular, está dando gracias por ellos, está rebosante de gratitud.
Eso es algo que no escuchamos muy a menudo. Oramos unos por otros, sí, especialmente cuando alguien está en necesidad, pero dar gracias unos por otros es quizá un poco menos común. Pero no tiene por qué ser así.
Echa un vistazo a los cristianos que te rodean: las personas con las que vives, trabajas, juegas o vas a la iglesia. ¿Qué ves en ellos por lo que vale la pena agradecer a Dios? Incluso podrías hacer una lista. Por ejemplo, Pablo notó la fe fuerte de los colosenses. ¿Conoces a alguien que tenga una fe fuerte y se manifieste en su vida? Pablo también mencionó el amor que los colosenses mostraban a los demás. ¿Conoces a alguien cuyos actos de amor están marcando una diferencia en el mundo?
Es bueno que nos demos cuenta de estas cosas, porque en última instancia, estamos dando gracias por la obra de Dios mismo. Otros cristianos como nosotros son maravillosos, y eso no es una sorpresa, porque están reflejando la gloria de Jesucristo mismo. Él es Aquel que nos amó tanto que vino para ser nuestro Salvador. Él dio su vida por nosotros para rescatarnos del poder del mal. Y luego resucitó de entre los muertos y comparte esa misma vida eterna con todos los que confiamos en Él. ¡Esa es una razón para dar gracias!
ORACIÓN: Gracias, Señor, por todo lo que has hecho y por lo que haces a través de tu pueblo. Amén.
Dra. Kari Vo
Para reflexionar:
* Nombra a alguien cuyas acciones amorosas reflejen a Jesucristo.
* Toma un momento para orar, dando gracias a Dios por estas personas.
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