Escúchenme ustedes, los que me buscan y van en pos de la justicia. Miren la piedra de donde ustedes fueron cortados; el hueco de la cantera de donde fueron sacados. Miren a Abrahán, su padre; miren a Sara, la mujer que los dio a luz. Cuando él era uno solo, yo lo llamé, lo bendije y lo multipliqué.
(Isaías 51:1-2).
Aquí Dios nos presenta un buen desafío. Si buscamos al Señor, si queremos ser aceptados por Él, debemos mirar a aquellos de donde venimos: Abrahán y Sara, nuestros antepasados en la fe. Ellos son la «piedra de donde fuimos cortados; el hueco de la cantera de donde fuimos sacados». ¿Qué podemos aprender de ellos? Un montón de cosas.
Abrahán era conocido como el «amigo de Dios», y Sara es alabada como una mujer de fe (ver Santiago 2:23 y Hebreos 11:11). Sin embargo, sus vidas no fueron exactamente maravillosas. Abrahán mintió y de hecho permitió que su esposa fuera llevada al harén de otro hombre porque quería salvar su propia vida (ver Génesis 20). Sara fue francamente abusiva con su sierva Agar, a quien usó para conseguir un bebé que pudiera adoptar como propio (ver Génesis 16). Estos no son ejemplos brillantes de justicia, ¿no?
Como nosotros tampoco lo somos. Puedo proporcionar ejemplos de mis pecados, y, seguramente, tú puedes hacer lo mismo. Quizás encajamos en la piedra de la que venimos un poco mejor de lo que pensábamos.
Y sin embargo… Abrahán fue llamado amigo de Dios, no por sus propias acciones, sino porque Dios lo eligió. Dios los escogió a él y a Sara para que fueran los padres de una nación y los antepasados de Jesús, nuestro Salvador, no porque fueran buenos y santos, sino porque los amaba. Dios perdonó sus pecados por causa de Jesús, así como perdona nuestros pecados por causa de Jesús, porque en Cristo Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, pasado, presente y futuro. Y cada uno de nosotros que confiamos en Jesús, quien murió y resucitó por nosotros, será perdonado, recibirá un corazón nuevo y limpio y vivirá para siempre.
¿De dónde venimos? De una familia humana rota que necesita perdón. ¿A dónde vamos? Al reino de Dios por Jesús, nuestro Salvador. Porque Él es ahora nuestra Roca y nuestro Redentor. Le pertenecemos a Él para siempre.
Querido Padre, ayúdanos en nuestros quebrantos, perdónanos y límpianos por medio de Jesús. Amén.
Dra. Kari Vo
Para reflexionar:
* ¿De qué maneras ha mostrado Dios su misericordia en tu vida?
* ¿Crees que puede haber alguien tan malo que Dios no pueda redimirlo?
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Dios es bueno porque nos amo primero y murió por nuestros pecados ,y por su amor somos salvos
Es así, Luz. Muchas gracias por compartir tu mensaje de fe. Saludos y bendiciones.