En primer lugar, les he enseñado lo mismo que yo recibí: Que, conforme a las Escrituras, Cristo murió por nuestros pecados; que también, conforme a las Escrituras, fue sepultado y resucitó al tercer día; y que se apareció a Cefas, y luego a los doce. Después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos aún viven, y otros ya han muerto.
1 Corintios 15:3-6
¿Tienes un personaje de detective favorito de algún libro, película o serie de televisión? ¿Alguien como Jessica Fletcher de Murder, She Wrote (“Se ha escrito un crimen”) o la Dra. Brennan y el agente Booth de la serie Bones? ¿O tal vez un clásico como Sherlock Holmes?
En la mayoría de los dramas policíacos, el momento clave llega cuando el detective cuenta la «segunda historia». La segunda historia es la que da sentido a la historia inicial. La historia inicial es la experiencia vivida por todos los personajes de la trama. La segunda historia, la que cuenta el detective al final, no es una historia diferente. De eso se trataba la historia inicial desde el principio. Pero los personajes que estaban viviendo la historia no podían verlo. Y no lo verían hasta que el maestro detective cuente la segunda historia, cuando junte las piezas del rompecabezas y revele, más allá de toda duda razonable, la identidad del responsable.
Hay un relato del Nuevo Testamento donde sucede algo similar. Un hombre está leyendo la Biblia, desconcertado por un pasaje del Antiguo Testamento. Otro hombre, un tipo llamado Felipe, lo ve confundido y le pregunta: «¿Entiendes lo que lees?». El primer hombre dice: “¿Y cómo voy a entender, si nadie me enseña?». E invita a Felipe a sentarse con él. Y Felipe, a partir de ese pasaje, le cuenta las buenas noticias acerca de Jesús (ver Hechos 8:30-35). Felipe le mostró de qué se trata la Biblia. Le contó la segunda historia: cómo encajan las piezas.
En un ensayo titulado «Descubriendo una segunda narrativa», el Dr. David Steinmetz, profesor de historia de la iglesia, explica cómo la iglesia primitiva aprendió a comprender no solo de qué se trata la Biblia, sino también de qué se trata la vida. Lo entendieron como un drama policíaco clásico, es decir, desde el punto de vista del capítulo final. El Nuevo Testamento afirma que, en Jesús, ha llegado el capítulo final de la vida, y está lleno de momentos de «segunda historia», como el de la lectura de hoy. Para los primeros seguidores, Jesús se convirtió en su segunda historia porque lo vieron resucitado de entre los muertos. Enfrentados a esta novela policíaca, concluyeron que Dios lo había hecho. Y ahora, para ellos y para nosotros, todas las piezas desconcertantes de la vida encajan solo en Jesús, crucificado y resucitado, reinando y quien va a regresar.
ORACIÓN: Señor, abre mis ojos para que pueda contemplar las maravillas de tu Palabra, por Jesucristo, tu Palabra hecha carne, amén.
Rev. Dr. Michael Zeigler, orador de La Hora Luterana
Para reflexionar:
* ¿Cuál es uno de tus pasajes favoritos del Antiguo Testamento?
* ¿Hay piezas desconcertantes en tu vida, del pasado o el presente, que no parecen encajar en ninguna parte? ¿Cómo podrían estas piezas también estar contando una historia de muerte y vida nueva en Jesús?
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