Nuestro amor debe ser sincero. Aborrezcamos lo malo y sigamos lo bueno. Amémonos unos a otros con amor fraternal; respetemos y mostremos deferencia hacia los demás. Si algo demanda diligencia, no seamos perezosos; sirvamos al Señor con espíritu ferviente. Gocémonos en la esperanza, soportemos el sufrimiento, seamos constantes en la oración. Ayudemos a los hermanos necesitados. Practiquemos la hospitalidad.
Bendigamos a los que nos persiguen; bendigamos y no maldigamos. Gocémonos con los que se gozan y lloremos con los que lloran. Vivamos como si fuéramos uno solo. No seamos altivos, sino juntémonos con los humildes. No debemos creernos más sabios que los demás. No paguemos a nadie mal por mal. Procuremos hacer lo bueno a los ojos de todo el mundo. Si es posible, y en cuanto dependa de nosotros, vivamos en paz con todos. No busquemos vengarnos, amados míos. Mejor dejemos que actúe la ira de Dios, porque está escrito: «Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor». Por lo tanto, si nuestro enemigo tiene hambre, démosle de comer; si tiene sed, démosle de beber. Si así lo hacemos, haremos que éste se avergüence de su conducta. No permitamos que nos venza el mal. Es mejor vencer al mal con el bien.
(Romanos 12:9-21).
Las cosas que Pablo escribe son tan simples, que un niño puede entenderlas. Pero hacerlas es otro tema. Muchas veces me han dicho que despierte, que si bien las cosas que digo están en la Biblia, vivimos en un mundo real. «¿De veras crees eso? Si vives en este mundo ―dicen― tienes que actuar como el mundo. Ya deja de ser una oveja».
Y sin embargo… Jesús nos llama a ser Sus ovejas. Ovejas inteligentes, pero tan inofensivas para los demás como se supone que son las ovejas de verdad. Ovejas que se asemejan a su Pastor y confían en Él para cuidarlas, incluso en los momentos más difíciles de sus vidas.
Las ovejas solo están seguras si tienen un pastor, un pastor como Jesús, que nos ama y tiene todo el poder para salvarnos. Jesús no es ingenuo ni tonto; al contrario, entiende el mal mejor de lo que se entiende a sí mismo. Él lo derrotó con su sufrimiento y muerte, quebrantando el poder del diablo, para que todos los que confían en Él puedan vivir seguros bajo su cuidado como ciudadanos del reino de Dios, sin dañar a nadie, ni siquiera a sus enemigos.
Más allá de lo que los demás digan, lo mejor siempre es confiar en Jesús y hacer lo que Él dice, incluso cuando parece no tener ningún sentido.
Señor, cuando me sienta tentado a seguir la sabiduría del mundo, ayúdame a seguirte a ti. Amén.
Dra. Kari Vo
Para reflexionar:
*¿Qué cosas dice Jesús que parecen no tener sentido a tus ojos o a los ojos de tus amigos?
*Prueba confiar en Él y hacer esas cosas.
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