Hermanos, no se quejen unos de otros, para que no sean condenados. ¡Vean que el juez ya está a la puerta!
Santiago 5.9
Mis compañeros dicen que me he vuelto un viejo quejoso. Quizás los años, el deterioro de la salud, la frustración con el tiempo que pasa y todo sigue igual, ayuden a que las personas mayores se vuelvan quejosas. La queja es una protesta, una desazón, una disconformidad con lo que ocurre. Pero la queja puede resultar perjudicial cuando se vuelve un fin en sí mismo y deposita en otros la responsabilidad por lo que sucede.
Santiago contrapone la queja con la paciencia. El sufrimiento puede contrarrestarse con quejas o con paciencia. Si bien el primero quizás sirve para reclamar y desahogarse, también puede hacer daño a los demás. La queja que juzga y condena al otro, no ayuda a cambiar. La paciencia, en cambio, acepta el sufrimiento y espera en Dios, aun cuando no encuentra respuestas inmediatas. Ese fue el sufrimiento de los profetas, algunos quejosos como Jeremías y Job, que se desahogaron delante del Señor.
¿Qué hacer con esas ganas de quejarse? La oración, la charla honesta con el Todopoderoso, el Juez que todo lo ve y todo lo sabe, puede ayudar a ventilar y enfriar los sentimientos. La misericordia y la compasión recibida de Cristo, que aceptó su destino para cambiar el nuestro, nos ayudará a aceptar, a esperar y a dejar todo en manos de Dios. Él nos guiará en la búsqueda de soluciones para no juzgarnos los unos a los otros. Hay mucho de qué quejarse, es cierto. Pero la paz que Cristo nos ha dado con el Creador, con la naturaleza, con nosotros mismos y las demás personas, nos ayudará a sobrellevar esas ganas sin perjudicar a otros.
ORACIÓN: Gracias, Señor, por ayudarnos a aceptar aquello que no podemos cambiar. Ayúdanos a aceptar tu voluntad, a no quejarnos sin razón, a tener paciencia con los demás. Amén.
Rev. Omar R. Weber
Para reflexionar:
•¿De qué cosas o personas te quejas habitualmente?
•¿Cómo se sienten las personas con las que compartes tus quejas?
•¿Qué puedes hacer para crecer en la paciencia?
© Copyright 2022 Cristo Para Todas Las Naciones
Suscríbete y recibe el devocional diariamente en tu e-mail: