[Pedro dijo] Hermanos…» Sépalo bien todo el pueblo de Israel, que a este Jesús, a quien ustedes crucificaron, Dios lo ha hecho Señor y Cristo». Al oír esto, todos sintieron un profundo remordimiento en su corazón, y les dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: «Hermanos, ¿qué debemos hacer?». Y Pedro les dijo: «Arrepiéntanse, y bautícense todos ustedes en el nombre de Jesucristo, para que sus pecados les sean perdonados. Entonces recibirán el don del Espíritu Santo. Porque la promesa es para ustedes y para sus hijos, para todos los que están lejos, y para todos aquellos a quienes el Señor nuestro Dios llame».
Hechos 2:29a, 36-39
Pedro miró a la multitud. Jerusalén estaba abarrotada debido al Día Santo, el Festival Judío.
Nada más en esa esquina de la calle, se habían reunido mil o más. Pero Pedro no sólo vio una multitud. Vio caras, cuyas líneas contaban miles de historias. A algunos, los conocía. A otros, no. Pero él quería conocerlos a todos. Y quería que conocieran a Quién él conocía.
Jesús se le había aparecido a Pedro, después de haber resucitado de entre los muertos, después de haber sido crucificado, después de que Pedro lo había negado. Jesús no fue desdeñoso con Pedro. No iba a liquidar a Pedro como si fuera una mala inversión. Miró a Pedro como si pudiera leer cada línea de su rostro y se deleitaba con todas las historias que contaban. Jesús le había dicho: «Y tú, cuando hayas vuelto, deberás confirmar a tus hermanos» (Lucas 22:32b). Entonces, cuando Pedro se dirigió a esta multitud, las mismas personas responsables de la muerte de Jesús, no fue desdeñoso. Él los llamó «hermanos».
La palabra «trinidad» no aparece en la Biblia. Sin embargo, es una palabra útil para describir la identidad y naturaleza de Dios como se revela en la Biblia. Dios es Tres en Uno. Dios es tres personas relacionadas que están tan eternamente unidas en naturaleza y propósito que son en esencia Uno. La iglesia dedicó tres siglos a desarrollar esta terminología para decir lo que Dios es y lo que no es. Y la terminología es importante, porque dice que Dios no es algo, sino alguien, alguien que no solo es santo, no solo es todopoderoso, no solo es un misterio, sino que es alguien que viene con una comunidad, con una familia, para los hermanos y hermanas.
Dios no es desdeñoso, como un ermitaño. Dios es un Padre acogedor. Incluso antes de que Él creara todas las cosas con su Hijo, por su Espíritu, Dios era, es y siempre será el Dios de la comunidad que invita. Bautizados en Jesús por el Espíritu, nos convertimos en sus hijos e hijas, hermanas y hermanos entre nosotros. Y este es el deseo de Dios para cada persona que conoces. No son malas inversiones que él quiere liquidar. Son personas hechas a su semejanza, conocidas e identificables, personas por las que Jesús murió y resucitó, cada una llamada por Dios, cada una con un nombre y una historia eterna que aún se está escribiendo.
ORACIÓN: Querido Padre, ayúdame a conocerte más profundamente a ti y al pueblo que has creado a través del Espíritu de Jesucristo, tu Hijo, amén.
Rev. Dr. Michael Zeigler, orador de The Lutheran Hour
Para reflexionar:
* Lee en voz alta Hechos 2:14-42. ¿Cuál crees que es el tono de voz de Pedro en este mensaje?
* ¿Cuál es el nombre de esa persona en tu vida que, como Pedro y los judíos de Jerusalén, necesita que le des un nuevo comienzo en el nombre de Jesús?
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Editado por CPTLN – Chile / MGH
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