Samuel le contestó: «¿Y crees que al Señor le gustan tus holocaustos y ofrendas más que la obediencia a sus palabras? Entiende que obedecer al Señor es mejor que ofrecerle sacrificios, y que escucharlo con atención es mejor que ofrecerle la grasa de los carneros. Ser rebelde es lo mismo que practicar la adivinación, y ser obstinado es lo mismo que ser idólatra. Puesto que tú no tomaste en cuenta lo que el Señor te ordenó, tampoco él te toma en cuenta como rey de Israel».
1 Samuel 15: 22-23
Nuestra hija tenía siete años cuando le hicieron los agujeros para su primer par de aretes. Una semana después, una oreja se le infectó gravemente. El arete había sido envuelto por el lóbulo de la oreja que estaba rojo, hinchado y lleno de pus alrededor. La llevamos al médico. Cuatro enfermeras la sostuvieron sobre la mesa de operaciones. Mi esposa le sostenía la cabeza y le decía: «Vas a estar bien… te amo… vas a estar bien», mientras el médico usaba un par de alicates de punta fina para excavar y eliminar la infección de raíz. Mientras tanto, nuestra hija le gritaba a mi esposa (quien le sostenía la cabeza): «¡Basta! ¡No te quiero! ¡Aléjate de mí!». Y todo lo que pudo hacer mi esposa fue quedarse allí y aguantarlo.
La Biblia nos cuenta la historia sobre la batalla de Dios contra una infección. La Biblia llama a esta infección «idolatría», como lo vemos en la lectura de hoy. La idolatría es poner nuestra confianza en las cosas creadas en lugar del Creador. La Biblia cuenta la historia de la intervención quirúrgica del Creador para eliminar la infección, para sanar su creación a través de su pueblo elegido, Israel, y finalmente, a través de su Rey crucificado, resucitado y quien regresará, Jesús.
Pero, cuando leemos los capítulos individuales de la Biblia, puede ser difícil mantener en mente el panorama general. Esto puede dar lugar a malentendidos, porque si no conocemos la historia completa, podríamos malinterpretar el capítulo. Por ejemplo, ¿qué pasaría si les cuento la historia de mi hija así?: «Varios adultos sujetaron a una niña en contra su voluntad. Uno de ellos usó un par de tenazas para causarle un gran dolor mientras ella les suplicaba que se detuvieran». Sin la historia completa, usamos la imaginación para llenar los espacios en blanco.
Afortunadamente, Dios no nos llama a llenar los espacios en blanco. Nos ha dado el resto de la historia en Jesús. Debemos recordar que cuando leemos capítulos como 1 Samuel 15, que tratan principalmente sobre el juicio de Dios, en el momento, puede parecer cruel, despiadado e incluso innecesario. Incluso puedes sentir ganas de gritarle a Dios: «¡Aléjate de mí! ¡No te quiero!». Pero, como ese médico que estaba curando a nuestra hija, el objetivo de Dios no es hacernos daño, sino ayudarnos. Por eso envió a su Hijo, Jesús, para que fuera el Rey de Israel, para hacer lo que Saúl no pudo. Jesús tomó la infección y el juicio en sí mismo y murió con ellos. Ahora, Él ha resucitado de entre los muertos, para que todos los que se aparten de sus ídolos para confiar en Él sean sanados eternamente.
Nuestra hija terminó haciéndose otros agujeros para otro par de aretes, unos años después. Mi esposa la acompañó, la tomó de la mano y, como la primera vez, le dijo que todo iba a estar bien. Y que la amaba. Tú y yo experimentamos el juicio de Dios en esta vida. A veces, nos sentimos como estar en el consultorio del médico, en contra nuestra voluntad. En el momento, no tenemos la perspectiva del padre amoroso detrás del dolor. Sino que somos el niño en la mesa de operaciones. Y a veces todo lo que podemos hacer es gritar. Así que, clama a Jesús. Él lo aguantará.
ORACIÓN: Querido Jesús, solo tú puedes sanarme. Estoy a tu cuidado. Amén.
Rev. Dr. Michael Zeigler, orador de La Hora Luterana
Para reflexionar:
* Lee el capítulo entero de 1 Samuel 15. ¿Qué parte de este capítulo «atrapa tu atención», te desafía o te crea preguntas?
* ¿Cómo le explicarías a alguien por qué necesitamos leer pasajes como este a la luz de Jesús?
© Copyright 2021 Cristo Para Todas Las Naciones
Suscríbete y recibe el devocional diariamente en tu e-mail: