Los discípulos se habían olvidado de llevar comida, así que en la barca sólo tenían un pan. Jesús les mandó: «Abran los ojos y cuídense de la levadura de los fariseos, y también de la levadura de Herodes»
(Marcos 8:14-15)
Recuerdo cuando mi madre hacía pan. Era un proceso muy detallado que requería tener los ingredientes comunes como harina, levadura, sal y agua. Pero cuando la levadura era fresca, el pan tenía un toque especial y resultaba crujiente por fuera y tierno por dentro. Lamentablemente, lo contrario también era cierto: cuando la levadura no era buena, el pan no salía bien.
Vivimos en un mundo en el cual abunda la levadura mala. La encontramos en las cosas, costumbres y prácticas que a simple vista parecen buenas, pero no lo son, y por lo tanto nos dañan a nosotros mismos, dañan las relaciones con quienes nos rodean y en especial dañan nuestra relación con Dios.
Sin embargo, fue tan grande el amor de Dios al enviar a su Hijo a morir en la cruz, que hoy podemos disfrutar de un pan mucho mejor, un pan hecho con levadura fresca viva y verdadera, un pan llamado Jesús. Como leemos en Juan 6:51: «Yo soy el pan vivo que descendió del cielo».
Jesús es el mejor y único pan que necesitamos a diario para contrarrestar la levadura del mundo. Él es el Pan de Vida que alimenta nuestro espíritu y satisface todas nuestras necesidades. Por eso Él mismo nos enseñó a orar «El pan nuestro de cada día dánoslo hoy», porque necesitamos una porción diaria de Él para nosotros y para repartirlo también entre quienes nos rodean.
Padre amado, te damos gracias por darnos a Jesús, porque a través de Él tenemos todo lo que necesitamos. Espíritu Santo, te pedimos que nos ayudes a no caer, cuidarnos de la levadura de este mundo y que nos des la sabiduría y fuerza necesarias para repartir tu Pan de Vida a quienes estén en necesidad. Amén.
Para reflexionar:
*¿De qué maneras la levadura del mundo afecta tu vida y familia?
*¿De qué maneras estás recibiendo y compartiendo este Pan diario?
Diaconisa Erica Jofre
© Copyright 2024 Cristo Para Todas Las Naciones
Suscríbete y recibe el devocional diariamente en tu e-mail: