Aunque deba yo pasar por el valle más sombrío, no temo sufrir daño alguno, porque tú estás conmigo; con tu vara de pastor me infundes nuevo aliento.
Salmo 23:4
A veces nuestra cultura parece estar obsesionada con la muerte. La muerte se considera algo temible e ineludible y, sin embargo, aparece como tema en canciones, películas y videojuegos. Algunas personas toman la vida de otros sin importarles, mientras que otros buscan controlar las circunstancias de sus propias muertes. No importa lo que pensemos sobre el tema, el hecho es que todos, en algún momento, debemos caminar por «el valle más sombrío».
El Salmo 23 se usa a menudo en servicios funerarios y conmemorativos; es un salmo amado por el consuelo que trae. Pero es un salmo que también puede usarse en la mañana de Pascua porque expresa nuestra confianza en el Buen Pastor quien murió y resucitó para salvar a sus ovejas. Jesús dijo: «yo pongo mi vida por las ovejas […] Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volver a tomarla» (Juan 10:15b, 18b). Nuestro Pastor es el Cordero que fue inmolado y por su sangre redimió «para Dios gente de toda raza, lengua, pueblo y nación» (Apocalipsis 5:9b). Jesús, el Cordero de Dios y Buen Pastor, atravesó el valle más sombrío por nosotros. Ahora nuestro Pastor resucitado y reinante espera para guiarnos con seguridad a través de ese mismo valle.
A menos que Jesús regrese primero, todos llegaremos allí, y cuando nos paremos al borde de ese valle tenemos consuelo y esperanza de que la muerte y sus sombras no pueden destruirnos. No temeremos sufrir daño alguno porque Jesús derrotó los poderes del pecado, la muerte y el diablo, enemigos malvados que no pueden dañarnos ni separarnos de Dios. Jesús estará con nosotros porque ha prometido: «Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo» (Mateo 28:20). El Pastor lleva la vara y el cayado de su Palabra, la vara como arma para ahuyentar los peligros que amenazan a sus ovejas y el cayado para guiar a sus ovejas a pastos verdes eternos y aguas de reposo. Incluso ante la muerte, nuestro Pastor está ahí para defendernos y guiarnos.
No tenemos que preguntarnos qué hay al otro lado del valle más sombrío. Después de cruzar ese valle, «en tu casa, oh Señor, viviré por largos días» (Salmo 23:6b). Con todos los santos, veremos y adoraremos al Cordero que es nuestro Pastor, pues: «el que está sentado en el trono los protege con su presencia. No volverán a tener hambre ni sed, ni les hará daño el sol ni el calor los molestará, porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará y los llevará a fuentes de agua de vida, y Dios mismo secará de sus ojos toda lágrima» (Apocalipsis 7:15b-17).
ORACIÓN: Jesús, mi Pastor, camina conmigo y guíame según tu Palabra. Amén.
Dra. Carol Geisler
Para reflexionar:
* ¿Qué tiene la muerte que la convierte en un tema tan popular en el mundo del entretenimiento?
* ¿Por qué crees que a menudo se presenta a Dios como un pastor cuando se trata de mostrar su cuidado?
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