En el principio ya existía la Palabra. La Palabra estaba con Dios, y Dios mismo era la Palabra. La Palabra estaba en el principio con Dios. Por ella fueron hechas todas las cosas. Sin ella nada fue hecho de lo que ha sido hecho. En ella estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad. La luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. Éste vino por testimonio, para dar testimonio de la luz, a fin de que todos creyeran por él. Él no era la luz, sino que vino para dar testimonio de la luz. La Palabra, la luz verdadera, la que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.
(Juan 1:1-9)
Las historias que perduran tienen algunas líneas memorables. A ver si reconoces esta: “Hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana…”. Es la primera línea de La Guerra de las Galaxias, que dio apertura a la historia y estableció algunos puntos principales acerca de la película.
El Evangelio según San Juan comienza con una declaración acerca de Dios y la creación y comparte unas verdades fundamentales de nuestra fe. Nos dice que Dios siempre existía. Nos dice que Dios, y solo Dios, creó todo lo que existe y nos creó a nosotros con la intención de que seamos portadores de su luz y que reflejemos y demos testimonio de ella. En esta semana nos enfocamos en el regalo de Dios en Jesús, la luz verdadera que vino para vencer la oscuridad. Con su sacrificio en la cruz, Jesús abrió paso e iluminó el camino hacia la eternidad. ¡Qué tremenda primera línea! Esta verdad es digna de ser recordada con gozo siempre.
ORACIÓN: Señor, tú eres la luz del mundo. Tu luz es tan brillante que ninguna oscuridad puede vencerla. Capacítanos por medio de tu Espíritu Santo para que brille tu luz entre quienes nos rodean. Amén.
Melissa Salomon
Para reflexionar:
- ¿Qué diría una línea memorable acerca de tu vida?
- ¿Cómo puedes ser luz al mundo que te rodea?
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