Pero ustedes, amados hermanos, sigan edificándose sobre la base de su santísima fe, oren en el Espíritu Santo, manténganse en el amor de Dios, mientras esperan la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna. Sean comprensivos con los que dudan. A otros, arrebátenlos del fuego y pónganlos a salvo…
Judas 1: 20-23a
¿Alguna vez tu mamá o tu papá te dijeron algo como: «No me importa si todos tus amigos lo están haciendo. ¡Tú no eres como todos los demás!»?
Los padres dicen este tipo de cosas cuando se dan cuenta que la cultura en la que viven no está en sintonía con sus valores. La cultura de alguna manera está en desacuerdo con la forma de vida que los padres quieren transmitir a sus hijos. Entonces, les dicen cosas como: «Puede ser que otras personas se comporten así, pero tú no eres como ellos. Eres especial. Eres diferente. Tienes una historia diferente».
Ese es el tono de esta breve carta de Judas del Nuevo Testamento. Las personas a las que Judas está escribiendo son especiales. Tienen una historia diferente. Son personas llamadas a ser diferentes en el mundo, «amados por Dios Padre y resguardados por Jesucristo» (Judas 1: 1b).
Judas escribió a los seguidores de Jesús que vivían en el Imperio Romano. Y al igual que nosotros, los seguidores de Jesús hoy, ellos vivían en una cultura que no estaba en sintonía con la historia que compartían en Jesús. Algunas de las conductas fuera de sintonía que menciona Judas son confiar en lo que soñaban (Judas 1: 8b), la inmoralidad sexual, las quejas, la jactancia, rechazar la autoridad y el mostrar favoritismo (ver Judas 1: 8-16). Judas nos dice a ti y a mí: así no es como nos comportamos en esta familia, eres especial, eres diferente, tienes una historia diferente.
No es solo que tengamos costumbres diferentes. No pienses en Jesús como un antepasado lejano que quiere que te aferres a una cultura antigua y extraña. Jesús es el Creador del universo. Él es la Fuente de toda la vida. Todas las culturas y familias reflejan algo de su bondad. Al mismo tiempo, todas las culturas y familias son un peligro para ellas mismas. Como un edificio con cableado defectuoso, son un desastre potencial. Cuando tú y yo somos adoptados en la familia de Jesús, somos salvados del desastre, sacados del fuego. Y ahora, siendo a prueba de fuego por la fe, somos enviados de regreso a nuestras culturas. Estamos aprendiendo a ser diferentes. Somos diferentes así como un bombero es diferente de una víctima en un edificio en llamas. Vivimos de manera diferente en la familia de Jesús, no por aferrarnos obstinadamente a las viejas costumbres, sino que vivimos para sacar a la gente del fuego.
Si eras como yo, un adolescente en la casa de tus padres, entonces hubo momentos en los que dijiste: «¿Por qué? ¿Por qué tiene que ser nuestra familia diferente?». Quizás tus padres te dieron una buena respuesta. O tal vez no. Los primeros seguidores de Jesús tenían una razón clara para su forma de vida diferente. No fue para preservar una herencia étnica. No fue por miedo al cambio. No fue para estar separados de otras personas. Ellos vivían para mostrar y contarle a la gente acerca de Jesús. Los sacaban del fuego, es decir, de su separación de Dios. Dios los adoptó en su familia con la misión de salvar a otros. Y lo mismo es cierto para ti. Por eso eres especial. Por eso eres diferente. Tienes una historia diferente.
ORACIÓN: Jesús, ayúdanos, para que, como tu familia a prueba de fuego, llevemos a cabo tu misión de salvar a todas las personas. Amén.
Rev. Dr. Michael Zeigler, orador de La Hora Luterana
Para reflexionar:
* ¿Alguna vez te dijeron tus padres: «No seas como todos los demás»? ¿Cuál era el contexto?
* Lee la carta de Judas. ¿Cómo has sido tentado a «negar a Jesús» (v. 4) con tu comportamiento?
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