Porque, cuando les hicimos saber que nuestro Señor Jesucristo vendrá con todo su poder, no lo hicimos siguiendo fábulas artificiosas, sino como quienes han visto su majestad con sus propios ojos. Pues cuando él recibió de Dios Padre la honra y la gloria, desde la magnífica gloria le fue enviada una voz que decía: «Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco». Y nosotros oímos esa voz que venía del cielo, mientras estábamos con él en el monte santo.
Además, contamos con la muy confiable palabra profética, a la cual ustedes hacen bien en atender, que es como una antorcha que alumbra en la oscuridad, hasta que aclare el día y el lucero de la mañana salga en el corazón de ustedes. Pero antes que nada deben entender esto: Ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque la profecía nunca estuvo bajo el control de la voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron bajo el control del Espíritu Santo.
(2 Pedro 1:16-21)
Pedro escribe esta carta como testigo ocular: uno de los doce apóstoles de Jesús que vivió con Él y lo escuchó enseñar durante varios años, y que fue testigo de su resurrección. Pedro sabe que pronto morirá, y los jóvenes cristianos perderán su consejo y guía. Así que les advierte que se aferren a la verdad acerca de Jesús con todo su corazón, tan fuerte como puedan.
Pero los apóstoles comenzaron a morir, ¿cómo se aferrará la iglesia joven?, ¿cómo sabrán la diferencia entre lo verdadero y lo falso? Pedro les señala la Biblia. Él la llama la «Escritura» y «muy confiable palabra profética».
¿Qué significa eso? Simplemente que Pedro y los de su generación habían visto a Dios cumplir todas esas profecías del Antiguo Testamento. Vieron a Jesús enseñar, predicar, sanar y hacer milagros; lo vieron sufrir y morir para rescatar a todos los que confiamos en Él; y fueron testigos oculares de que Dios lo resucitó de entre los muertos, para nunca más morir. Todas las palabras que Dios puso en la Biblia acerca de Jesús se cumplieron. Así que, Pedro nos lleva de regreso a la Biblia como nuestra guía más segura para conocer la verdad acerca de Dios. La Biblia nos mantendrá en el camino correcto hasta que Jesús, nuestro Lucero de la Mañana, regrese a nosotros, y todo el mal y la confusión desaparezcan para siempre.
Entonces, ¿con qué debemos tener cuidado? Con cualquiera que distorsione o contradiga la Biblia. Como enfatiza Pedro: «Ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque la profecía nunca estuvo bajo el control de la voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron bajo el control del Espíritu Santo». Cuando la gente aparece con nuevas y extrañas explicaciones de la Biblia, deberíamos saber que hay gato encerrado. Cuando se les ocurren mitos e ideas «inteligentes» que sacan a Jesús del centro de nuestras vidas, debemos cerrar los oídos y huir. Tales personas no traman nada bueno. Están tratando de alejarnos de Jesús, generalmente para obtener poder o dinero. Son peligrosos, lobos con piel de oveja (ver Mateo 7:15).
Nuestra seguridad está en Jesús. Si alguna vez tienes dudas sobre lo que alguien está enseñando, corre a Jesús como lo ves en las Escrituras y aférrate a Él. Jesús es suficiente, y Él es todo lo que necesitamos. Ningún maestro nuevo, ninguna doctrina secreta, debería jamás tomar su lugar. Él es nuestro Salvador para siempre.
ORACIÓN: Dios Espíritu Santo, mantenme en la verdad para siempre. Amén.
Dra. Kari Vo
Para reflexionar:
* ¿Qué tan cómodo te sientes leyendo y entendiendo la Biblia?
* ¿Qué podrías hacer para familiarizarte mejor con la Biblia?
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