Pero alguien podría decir: «Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras».
Tú crees que Dios es uno, y haces bien. ¡Pues también los demonios lo creen, y tiemblan! ¡No seas tonto! ¿Quieres pruebas de que la fe sin obras es muerta?
¿Acaso nuestro padre Abrahán no fue justificado por las obras cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe de Abrahán actuó juntamente con sus obras, y que su fe se perfeccionó por las obras? Y se cumplió la Escritura que dice: «Abrahán creyó a Dios, y eso le fue contado por justicia», por lo que fue llamado «amigo de Dios».
Santiago 2: 18-23
Fairbanks, Alaska, alberga el Museo Internacional de Mushing y Trineo de Perros de Bouchard más grande del mundo. El término «mushing» supuestamente proviene de la palabra francesa «Marche». En el pasado, se escuchaban los cazadores de pieles francocanadienses gritar a sus inquietos perros de trineo «¡En marcha!» para darles permiso para avanzar. Para los habitantes de ese lugar, sonaba como «mush», y el resto es historia.
Los perros que aparecen en el museo de mushing de Fairbanks son los atletas olímpicos del mundo canino. En una carrera como la Iditarod de mil millas, los perros corren hasta cien millas en un día, y cada animal consume el equivalente calórico de doce filetes de chuletón.
Al igual que nuestros atletas olímpicos, los perros de trineo son de muchas formas y tamaños. Pero tienen un atributo en común: son inquietos, tienen un deseo insaciable de ir «¡en marcha!». Martín Lutero describió una vez la fe que reside en los seguidores de Jesús en términos similares: «Cuando se trata de fe, qué cosa tan viva, creativa, activa y poderosa es. No puede hacer otra cosa que el bien en todo momento» (Prefacio a Romanos). Lutero hacía eco de lo que dijo Santiago: la fe trabajaba a través de las obras; y lo que dijo San Pablo: que la fe obra a través del amor (ver Gálatas 5: 6). Como un husky de Alaska, la fe no se queda quieta.
El asunto con la fe es que no viene de nosotros. Estamos involucrados. Ejercemos la fe y vivimos por fe. Pero la fe es el poder que va al frente. Tú y yo nos unimos a su obra. Un amigo que tengo en Alaska me dijo que a veces la gente adopta perros de trineo como mascotas domésticas. Pero a menudo termina siendo todo un desastre. Los perros no hacen suficiente ejercicio y son hiperactivos. Los dejan en el patio trasero y hacen hoyos que casi llegan a China. Los dueños quedan frustrados. Los perros de trineo no se domestican bien. Nacen y se crían para trabajar. Lo mismo puede decirse de la fe.
La fe es un poder que va frente a nosotros. La fe es lo que sucede cuando estamos expuestos a la Palabra de Dios en la confesión y el perdón de la iglesia en el Nombre de Jesús, en las canciones, las Escrituras, los sermones, los sacramentos y la interacción social de la iglesia. Esta fe nos empuja hacia el mundo, al servicio de nuestro prójimo. Cuando Jesús dice: «¡Mush, en marcha!» será mejor que te agarres bien al trineo.
ORACIÓN: Amado Padre, por tu Palabra hecha carne, Jesucristo, tú has creado la fe en mi corazón. Por tu Espíritu, ayúdame a agarrarme fuerte. En el nombre de Jesús, amén.
Rev. Dr. Michael Zeigler, orador de La Hora Luterana
Para reflexionar:
* Los perros de trineo no se domestican. ¿De qué formas podríamos sentirnos tentados a tratar de domesticar la fe?
* ¿A dónde podría estar llevándote tu fe hoy?
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