Ahora bien, tener fe es estar seguro de lo que se espera; es estar convencido de lo que no se ve. Gracias a ella, nuestros antepasados fueron reconocidos y aprobados […] Por la fe, todos ellos murieron sin haber recibido lo que se les había prometido, y sólo llegaron a ver esto a lo lejos; pero lo creyeron y lo saludaron, pues reconocieron que eran extranjeros y peregrinos en esta tierra.
Hebreos 11:1-2, 13
¿Recuerdas cuando aprendiste a nadar? Todos te decían que estabas a salvo, que flotarías y no te ahogarías. ¡Pero era tan difícil de creer! Estabas aprendiendo a confiar en algo invisible: ignorar la evidencia de tu propia razón y creer lo que te decía tu profesor.
O tal vez estabas aprendiendo a hacer rappel por un acantilado. Te dijeron que la cuerda no se rompería, pero fue muy, muy difícil reunir el coraje para apoyar todo tu peso en esa cuerda y saltar por el borde la primera vez.
Confiar en Jesús puede ser muy parecido a esto. Él nos llama a hacer cosas que parecen irrazonables, incluso imposibles. Algunas son cosas pequeñas, como que nos disculpemos con alguien a quien hayamos lastimado. Si nunca lo has hecho antes, ¡puede parecer más difícil que volar a la luna! O podría pedirte que hagas algo más grande, como aceptar una responsabilidad que te asusta, cuidar a un niño adoptivo o aceptar un puesto que no estás seguro de poder manejar. ¡Incluso podría llamarte a hablar con un ser querido sobre tu fe!
En todos estos casos, puedes sentir que estás aprendiendo a confiar tu peso a una cuerda invisible, como caminar sobre un puente de vidrio y mirar hacia abajo desde 20 pisos, confiando en que el puente aguantará. ¡Con razón el autor de Hebreos llama a la fe «la convicción de lo que no se ve!».
Sé por mi propia vida que Dios tiende a empezar de a poco. ¡Pero, por supuesto, los pequeños desafíos no parecen pequeños si es uno quien está aprendiendo a confiar por primera vez! Es solo después de muchos años de confiar en Jesús que podemos mirar hacia atrás y decir: «Él nunca me ha fallado, es completamente confiable».
Esto es algo que podemos decir después de más de 30 años sirviendo a la comunidad vietnamita como familia misionera. Hemos visto a Dios hacer cosas que nunca hubiéramos creído posibles cuando nos envió por primera vez. Y todavía estamos aprendiendo, día a día, a apoyarnos en esa cuerda invisible, a confiar en que Dios nos está guiando y nos sostendrá para que no caigamos. ¡Tal vez somos lentos para aprender!
Pero no importa, de verdad. Porque, por pequeña que sea nuestra fe, la fidelidad de Dios es suficientemente grande. Nuestra fe sigue estando en el Dios que hizo el cielo y la tierra, el Dios que vino a sufrir, morir y resucitar, todo para hacernos Sus propios hijos. Si Él nos ama tanto, nunca nos dejará caer. Nuestra fe es pequeña, pero su fidelidad es grande.
ORACIÓN: Amado Padre, ayúdame a confiar en Ti para sostenerme. Amén.
Dra. Kari Vo
Para reflexionar:
* ¿Qué hace que Jesús sea digno de confianza?
* Habla de un desafío, pequeño o grande, en el que aprendiste a confiar en Jesús al obedecerle.
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