[Jesús dijo] Ustedes han oído que se dijo a los antiguos: «No matarás», y que cualquiera que mate será culpable de juicio…
También fue dicho: «Cualquiera que se divorcia de su mujer, debe darle un certificado de divorcio». Pero yo les digo que el que se divorcia de su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere, y el que se casa con la divorciada, comete adulterio.
(Mateo 5:21, 31-32)
¿Qué significa eso: todo el que se divorcia de su esposa la hace cometer adulterio? Esa es una forma muy extraña de decirlo. ¿Cómo puedes hacer que alguien cometa adulterio? ¿Cómo se puede forzar un pecado?
Cuanto más aprendía sobre el mundo antiguo, más fácil me fue entender esto. Las mujeres en esos días no tenían muchas formas de mantenerse económicamente. Si sus maridos se divorciaban de ellas, sus dos opciones principales eran la prostitución o volverse a casar. Cualquiera de las dos implicaría romper la unión sexual de su primer matrimonio. O, supongo, podrían morir de hambre, ellas y sus hijos.
¡Qué opciones tenían! No es de extrañar que cayeran en adulterio. El pecado pudo haber sido de ellas, pero en las propias palabras de Jesús, fueron sus esposos quienes las «obligaron» a hacerlo.
Podríamos decir, «las cosas son diferentes ahora». Pero la verdad es que todavía hay muchas maneras en que una persona poderosa puede prácticamente forzar un pecado sobre otra persona. Supón que el padre se niega a pagar la manutención de los hijos, ¿quién tiene la culpa exactamente si la madre con quien viven los niños comienza a robar para tener suficiente dinero para alimentarlos? No es ladrón solamente ella, ¿verdad? O supón que tienes un jefe que impone estándares imposiblemente altos a sus trabajadores y los castiga severamente si no cumplen con los estándares. Los trabajadores comenzarán a falsificar sus registros, está casi garantizado, pero sus patrones se unen a ellos en ese pecado.
Todo esto me hace preguntarme si hay situaciones en mi vida en las que podría estar usando mi poder para poner a otra persona en una situación imposible, para hacer que la tentación de mentir, engañar o robar sea casi irresistible. Mientras llevo mi vida cristiana día a día, es posible, Dios no lo quiera, que ¿me haya convertido en una tentación con pies y boca para un compañero cristiano?
Si es así, solo me queda una cosa por hacer: arrepentirme y entregarme a la misericordia de Jesucristo, nuestro Salvador. Él es el único que puede quitar el pecado de todos nosotros, tanto de los tentados como de los tentadores. Él es el único que puede limpiar estos líos imposibles y liberarnos para ser hijos de Dios puros, amables y honorables.
Jesús conoce muy bien estas situaciones; después de todo, Él mismo fue forzado a una situación en la que tenía que mentir o perder la vida (ver Mateo 26:63-66). Y Él puede ayudarnos cuando estamos atrapados de manera similar. No somos héroes, ni grandes santos, pero Él sí lo es. Y Jesús vive en nosotros, porque Él dio su vida por nosotros y resucitó, y en Él confiamos. Él nos dará sabiduría y coraje incluso cuando no veamos salida. Y tendrá misericordia de nosotros cuando caigamos, recogiéndonos de nuevo y haciéndonos limpios y perdonados a los ojos de Dios Padre.
ORACIÓN: Querido Señor, si estoy lastimando a alguien de esta manera, déjamelo claro y perdóname. Amén.
Dra. Kari Vo
Para reflexionar:
* ¿Cuándo has sido severamente tentado(a) a pecar por la presión de otro cristiano?
* Cuando estás bajo una tentación severa, ¿cómo te ayuda Jesús?
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