Por esos mismos días, María fue de prisa a una ciudad de Judá que estaba en las montañas. Al entrar en la casa de Zacarías, saludó a Elisabet. Y sucedió que, al oír Elisabet el saludo de María, la criatura saltó en su vientre y Elisabet recibió la plenitud del Espíritu Santo. Entonces ella exclamó a voz en cuello: «¡Bendita eres tú entre las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Cómo pudo sucederme que la madre de mi Señor venga a visitarme? ¡Tan pronto como escuché tu saludo, la criatura saltó de alegría en mi vientre!».
Lucas 1:39-44
A veces solo tienes que ser feliz. A veces, aunque puede parecer raro, todo te sale bien en la vida, tal como estaba planeado, y te alegras. Puede que sepas que vienen días más difíciles, pero hoy es encantador.
En la lectura de hoy podemos ver que María y Elisabet hacen eso. Ambas están muy emocionadas y felices: verse mutuamente, ver lo que Dios ha hecho por ellas, saber que Jesús está allí mismo en el vientre de María.
Tú también puedes tener esa alegría cuando piensas en lo que Dios ha hecho por ti. Él te creó, te amó, se negó a renunciar a ti. Él vino a este mundo para salvarte y hacerte tuyo para siempre, muriendo y resucitando por ti. Él promete estar contigo, ahora y todos los días de tu vida, atendiendo a todas tus necesidades. Él te levantará de la muerte.
ORACIÓN: Señor, dame tu gozo verdadero y perdurable, incluso cuando la vida es dura. Amén.
Dra. Kari Vo
Para reflexionar:
1.- Describe uno de los tres días más felices de tu vida.
2.- ¿Te has gozado alguna vez en medio de una aflicción?
3.- ¿Qué cosa, pequeña o grande, ha hecho Dios por ti que te haya dado gozo?
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