Entonces el Señor dijo: «¿Acaso voy a ocultarle a Abrahán lo que voy a hacer? ¡Si Abrahán va a ser una nación grande y fuerte, y en él serán bendecidas todas las naciones de la tierra!…
Y se acercó Abrahán y le dijo: «¿Acaso vas a destruir al justo con el injusto? Tal vez haya cincuenta justos en la ciudad. ¿Acaso destruirás ese lugar, y no lo perdonarás por los cincuenta justos que estén allí adentro? ¡Lejos sea de ti hacer morir al justo con el impío, y tratar al justo como al impío! ¡Jamás hagas tal cosa! ¿Acaso el Juez de toda la tierra no debe hacer lo que es justo?».
El Señor respondió: «Si dentro de la ciudad de Sodoma encuentro a cincuenta justos, por ellos perdonaré a todos los que estén allí».
Abrahán replicó y dijo: «Aquí estoy ahora, atreviéndome a hablar con mi Señor, aunque sólo soy polvo y ceniza. Pero tal vez falten cinco justos para completar los cincuenta; ¿por faltar esos cinco destruirás toda la ciudad?». Y el Señor dijo: «No la destruiré, si encuentro sólo cuarenta y cinco».
Abrahán volvió a hablarle, y dijo: «Tal vez sólo se hallen cuarenta…». Y el Señor respondió: «Aun por esos cuarenta no lo haré».
Abrahán insistió: «Espero que mi Señor no se enoje, si sigo hablando; pero tal vez sólo se encuentren treinta…». Y el Señor respondió: «Aun si encuentro treinta, no lo haré».
Abrahán dijo: «Aquí estoy ahora, atreviéndome a hablar con mi Señor; tal vez sólo se encuentren veinte…». Y el Señor contestó: «Aun por esos veinte, no la destruiré».
Pero Abrahán volvió a decir: «Espero que mi Señor no se enoje si hablo una vez más; pero tal vez se encuentren sólo diez…». Y el Señor respondió: «Aun por esos diez, no la destruiré».
Génesis 18:17-18, 23-32
Hay una extraña mezcla de reverencia y descaro en esta historia, y me encanta. Dios está planeando destruir a Sodoma y Gomorra, pero no lo hace de inmediato. En cambio, se detiene deliberadamente en la tienda de Abrahán, y ¿por qué? Para que Abrahán pueda tratar de disuadirlo, aparentemente.
Y eso es lo que hace Abrahán. Oh, él es muy reverente. Siempre es consciente de que está hablando con el Dios Todopoderoso. ¡Pero mira lo que hace! Él regatea con Dios. ¿Y si hay 50? ¿Y si hay 45? Y así sucesivamente, hasta que llega a diez personas. ¡Suena como un vendedor de autos usados!
¿Cómo puede Abrahán salirse con la suya? La respuesta está en la intimidad. Abrahán es un hijo de la familia de Dios, y los hijos pueden decir cosas a sus padres que ningún extraño jamás podría decir. Y Dios lo recibe.
Este es el tipo de relación a la que Dios también nos invita. Él no está buscando adoradores distantes, personas que tienen miedo de ser juguetones con Él. Él está buscando personas que confíen en Él como un niño confía en un buen padre. Es por eso que Jesús sufrió, murió y resucitó, para que todos los que confiamos en Él seamos hijos de Dios y vivamos en este tipo de amor con Él.
ORACIÓN: Querido Padre, enséñame a confiar en ti y amarte cercanamente. Amén.
Dra. Kari Vo
Para reflexionar:
* Piensa en un momento en que le dijiste o hiciste algo a un amigo o familiar que los demás considerarían descarado, pero en tu relación estaba bien.
* ¿Alguna vez has discutido con Dios? ¿Por qué sí o por qué no?
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