Seis días después, Jesús se llevó aparte a Pedro, Jacobo y Juan. Los llevó a un monte alto, y allí se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron resplandecientes y muy blancos, como la nieve. ¡Nadie en este mundo que los lavara podría dejarlos tan blancos! Y se les aparecieron Elías y Moisés, y hablaban con Jesús. Pedro le dijo entonces a Jesús: «Maestro, ¡qué bueno es para nosotros estar aquí! Vamos a hacer tres cobertizos; uno para ti, otro para Moisés, y otro para Elías». Y es que no sabía qué decir, pues todos estaban espantados. En eso, vino una nube y les hizo sombra. Y desde la nube se oyó una voz que decía: «Éste es mi Hijo amado. ¡Escúchenlo!». Miraron a su alrededor, pero no vieron a nadie; sólo Jesús estaba con ellos.
Marcos 9:2-8
Pedro quedó impresionado. Elías y Moisés estaban allí hablando con Jesús, ¡dos grandes héroes de la historia de Israel! Y como nos sucede a muchos cuando estamos bajo presión, Pedro empezó a balbucir: “Vamos a hacer tres cobertizos; uno para ti, otro para Moisés, y otro para Elias”. ¿Qué habrá querido decir?
Parece que Pedro quería que todos se quedaran en esa montaña. Y también parece que estaba poniendo a Moisés y a Elías al mismo nivel que Jesús. iPobre Pedro, qué confundido estaba!
Dios puso fin a esas tonterías de inmediato cuando dijo: “Éste es mi Hijo amado. ¡Escúchenlo!”. No balbucees. No te preocupes por los distinguidos visitantes. ¡Mantén tu mirada en Jesús! Él es el centro, el único que importa.
Jesús es suficiente. Al final, no importa si estamos en la cima de una montaña emocional o en los valles del sufrimiento. Si hacemos compañía a los grandes o si somos ignorados como los pobres. Jesús, nuestro Salvador, está con nosotros.
ORACIÓN: Señor, te doy gracias porque tú eres mío y yo soy tuyo. Amén.
Para reflexionar:
1.- ¿Te pones nervioso cuando estás ante personas importantes?
2.- Entendiendo quién es Jesús, ¿te da vergüenza estar con él? ¿Por qué sí o por qué no?
3.- ¿De qué formas te ha ayudado en la vida fijar tu mirada en Jesús?
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