Si algún incrédulo los invita, y ustedes aceptan la invitación, vayan y coman de todo lo que se les ofrezca, y no pregunten nada por motivos de conciencia. Pero si alguien les dice: «Esto fue sacrificado a los ídolos», no lo coman, por causa de aquel que lo dijo y por motivos de conciencia. Claro que me refiero a la conciencia del otro, no a la tuya. Pues ¿por qué se habría de juzgar mi libertad por la conciencia de otro? Y si yo participo de la comida y doy gracias a Dios, ¿por qué he de ser censurado por aquello por lo cual doy gracias? Así que, si ustedes comen o beben, o hacen alguna otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios […] Imítenme a mí, así como yo imito a Cristo.
1 Corintios 10: 27-31; 11: 1
Las personas que te aman a veces te dirán que «no». Quizá te digan: «No, no comas eso”, “No te pongas eso”, “No es como piensas». O, quizá en momentos que tu digas «no», ellos te dirán «sí». «Sí, deberías hacer algo al respecto”, “Sí, deberías decir algo en cuanto a eso”, “Sí, es hora de un cambio». Las personas que te aman no siempre van a aprobar tus decisiones. Pero eso no significa que no te quieran.
Algunas personas piensan que la aprobación significa amor, que el amor y la aprobación van de la mano. Sin embargo, la Biblia quiere que lo veamos de manera diferente. Un ejemplo es el pasaje de las Escrituras que leímos hoy. Es un extracto de la primera carta del apóstol Pablo a los seguidores de Jesús que vivían en la antigua Corinto. Pablo nos muestra que el amor va mucho más allá de la aprobación.
El asunto es que para ganar aprobación en la antigua Corinto, tenías que ir al templo pagano, complacer a los poderosos, patrocinar a las prostitutas del templo y darte un festín con la carne sacrificada. Y algunos cristianos de Corinto estaban dispuestos a seguirles el juego. Querían aprobación. Entonces, se acomodaban a la cultura. Sin embargo, otros no querían tener nada que ver con la cultura y se mantenían alejados de cualquier persona asociada con ella. Se aislaron de sus vecinos no creyentes. Ambas opciones, acomodarse y aislarse, nos dice Pablo, son un fracaso en el amor. No se aíslen, nos dice. Si un vecino no creyente te invita a cenar, ve a divertirte. Pero, solo porque estés allí, no significa que tengas que aprobar todo lo que dicen o hacen. Debes ser respetuoso. No debes ofenderlos. Pero no siempre tienes que afirmar o celebrar sus decisiones porque el amor va más allá de la aprobación.
Jesús mismo es el ejemplo supremo de esto. Su cruz es la expresión más clara de la desaprobación de Dios de nuestro pecado, de nuestra antigua forma de vida. En la crucifixión y resurrección de Jesús, Dios dijo «no» a nuestra elección del pecado y la muerte. Jesús desaprobó nuestras decisiones porque nos ama. Jesús nos ama, incluso cuando no aprobamos cómo nos ama. Y Jesús es nuestro ejemplo a seguir mientras nos esforzamos por amar a nuestro prójimo no creyente. No nos debemos aislar ni simplemente acomodar.
Sí, esto es difícil. Pero no es muy diferente de lo que nuestros verdaderos amigos y familiares amorosos hacen por nosotros todo el tiempo. Puede que no estén de acuerdo con nosotros y desaprueben nuestras decisiones, pero aun así encuentran formas de mostrarnos su amor. Y, con Cristo como nuestro ejemplo a seguir, o más aún, con Cristo viviendo en nosotros, podemos hacer lo mismo por nuestro prójimo no creyente.
ORACIÓN: Señor Jesús, vive en mí para que yo pueda amar como tú. Amén.
Rev. Dr. Michael Zeigler, orador de La Hora Luterana
Para reflexionar:
* ¿Cuándo te has sentido tentado a aislarte o adaptarte a la cultura que te rodea?
* ¿Por qué «aprobación» no significa «amor»? ¿Cómo va el amor mucho más allá de la aprobación?
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Editado por CPTLN – Chile / MGH
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