Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y en él, que es la cabeza de toda autoridad y poder, ustedes reciben esa plenitud.
En él ustedes fueron también circuncidados. Pero no me refiero a la circuncisión física, sino a la circuncisión que nos hace Cristo, y que consiste en despojarnos de la naturaleza pecaminosa.
Cuando ustedes fueron bautizados, fueron también sepultados con él, pero al mismo tiempo resucitaron con él, por la fe en el poder de Dios, que lo levantó de los muertos.
Antes, ustedes estaban muertos en sus pecados; aún no se habían despojado de su naturaleza pecaminosa. Pero ahora, Dios les ha dado vida juntamente con él, y les ha perdonado todos sus pecados. Ha anulado el acta de los decretos que había contra nosotros y que nos era adversa; la quitó de en medio y la clavó en la cruz. Desarmó además a los poderes y las potestades, y los exhibió públicamente al triunfar sobre ellos en la cruz.
Colosenses 2:9-15
Hace unos días, mientras esperaba que mi avión levantara vuelo, vi que a cierta distancia había otro avión esperando su turno para despegar. Frente al enorme y poderoso avión había un hombre, el señalador, con dos lámparas de señales cruzadas, indicándole al piloto que no podía despegar aún. Me quedé pensando que si el piloto de ese avión quisiera levantar vuelo, bien pudiera. El diminuto hombre no era más fuerte que el avión, era imposible que lo detuviera. Pero el avión no despegaba, no porque el señalador fuera capaz de detenerlo con su fuerza, sino por la autoridad que tiene sobre él.
Colosenses nos dice que Jesús «es la cabeza de toda autoridad y poder» y que en nuestro bautismo, tú y yo recibimos la plenitud de Dios y su autoridad, como la del señalador de aviones.
La autoridad de Cristo en nosotros nos permite vencer al pecado, las tentaciones y las dificultades de la vida, aunque parezcan enormes y más fuertes que nosotros.
ORACIÓN: Jesús, desarmaste a los poderes y las potestades, y los exhibiste públicamente al triunfar sobre ellos en la cruz haciéndome libre y dándome tu autoridad. Gracias. Amén.
Diaconisa Noemí Guerra
Para reflexionar:
* ¿Te gusta viajar en avión?
* Piensa en alguna situación que te parezca insuperable y encárala con la autoridad de Cristo.
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