Después de esto vi aparecer una gran multitud compuesta de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas. Era imposible saber su número. Estaban de pie ante el trono, en presencia del Cordero, y vestían ropas blancas; en sus manos llevaban ramas de palma, y a grandes voces gritaban: «La salvación proviene de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero». Todos los ángeles estaban de pie, alrededor del trono y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes, y delante del trono inclinaron el rostro y adoraron a Dios. Decían: «¡Amén! A nuestro Dios sean dadas la bendición y la gloria, la sabiduría y la acción de gracias, y la honra, el poder y la fortaleza, por los siglos de los siglos. ¡Amén!».
Apocalipsis 7:9-12
Adentrémonos en la escena: hay gente de todos los países, de todas las razas, idiomas y pueblos delante del trono y del Cordero de Dios, Cristo. Están vestidos con ropas blancas, vestidos de Cristo mismo, sin mancha, sin pecado, puros, perfectos. En sus manos tienen ramas de palma, símbolo de victoria para dar la bienvenida al Rey victorioso. Tú y yo somos parte de la multitud y nuestro corazón está lleno de alegría triunfante. ¡Estamos en la presencia de Cristo! No podemos evitar gritar con fuerte voz y celebrar. (Me imagino que la «sección» más escandalosa será la de los latinos. ¡Nosotros sí que sabemos celebrar!). Los ángeles también están allí, adorando a Dios.
¡Cuán bendecidos somos los santos en la presencia eterna de Cristo, hoy mismo, desde ya! Y el Espíritu Santo, a través de la fe en Cristo, nos fortalece en la Palabra y el Sacramento, recordándonos su plena presencia también en nuestro hogar eterno.
ORACIÓN: Padre, gracias porque en la tensión terrenal que vivimos día a día entre santo y pecador, podemos confiar fervientemente en Jesús, quien calma todos nuestros temores, consuela nuestro espíritu y perdona nuestros pecados. Amén.
Diaconisa Noemí Guerra
Para reflexionar:
* ¿Cómo te hace sentir recordar que, en medio de nuestra lucha constante como creyentes, somos bendecidos con la presencia de Cristo ahora, y luego plenamente en su mansión eterna?
* ¿De qué formas has experimentado la calma que da Jesús en medio de las tensiones de la vida terrenal?
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