La gente llevaba los niños a Jesús, para que él los tocara. Cuando los discípulos vieron esto, los reprendieron; pero Jesús los llamó y les dijo: «Dejen que los niños se acerquen a mí. No se lo impidan, porque el reino de los cielos es de los que son como ellos. De cierto les digo: el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él».
Lucas 18:15-17
Ese último versículo es difícil: «De cierto les digo: el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él». ¿Qué quiere decir Jesús exactamente? ¿Cómo reciben los niños el reino de Dios, y qué significa eso acerca de cómo debemos recibirlo nosotros también?
Tal vez estoy siendo demasiado literal, pero cuando leí el comienzo de la historia, encontré esto: «La gente llevaba los niños a Jesús, para que él los tocara». Y ¿cómo le llevaban a los niños pequeños a Jesús? ¡Los llevaban cargados en sus brazos, por supuesto! No pueden caminar, conducir o andar en bicicleta. Ni siquiera pueden gatear. Necesitan ser llevados. Para ellos, recibir el Reino, venir a Jesús, es algo que les sucede. Alguien más hace el trabajo y ellos reciben la bendición.
Es igual con nosotros, ¿no es así? Como adultos podemos caminar y conducir e ir prácticamente a donde queramos. Pero cuando se trata de confiar en Jesús, no podemos hacer que eso suceda por nuestras propias decisiones y elecciones. Necesitamos que el Espíritu Santo nos lleve a Jesús, como los bebés espirituales que somos. Y cuando Él pone fe en nuestros corazones, nos convertimos en parte del reino de Dios, todo por el buen regalo de Dios. El Espíritu hace el trabajo; nosotros recibimos la bendición.
ORACIÓN: Amado Señor Espíritu Santo, ¡gracias por traerme a Jesús! Amén.
Dra. Kari Vo
Para reflexionar:
* ¿Quién (humanamente hablando) jugó un papel decisivo al llevarte a Jesús?
* ¿Está obrando el Espíritu Santo a través de ti para traer a otros a Jesús?
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