Pero esa misma noche […] Jacob se quedó solo, y un hombre luchó con él hasta la salida del sol. Pero cuando ese hombre vio que no podía vencerlo, lo golpeó en la coyuntura de su muslo, y en la lucha el muslo de Jacob se descoyuntó.
El hombre dijo: «Déjame ir, porque ya está saliendo el sol». Pero Jacob le respondió: «No te dejaré ir, si no me bendices».
Aquel hombre le dijo: «¿Cuál es tu nombre?». Y él respondió: «Jacob». Y el hombre dijo: «Tu nombre ya no será Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido». Entonces Jacob le preguntó: «Ahora hazme saber tu nombre». Y aquel hombre respondió: «¿Para qué quieres saber mi nombre?». Y lo bendijo allí.
A ese lugar Jacob le puso por nombre «Peniel», porque dijo: «He visto a Dios cara a cara, y sigo con vida».
Génesis 32:22a, 24b-30
¡Pobre Jacob! Debe haber estado aterrorizado, esperando que los hombres que venían con su hermano atacaran a su familia al día siguiente. Jacob planeó la seguridad de su familia hasta el mínimo detalle y luego se quedó despierto, solo, en la oscuridad. Cuando aquel hombre extraño salió de la oscuridad y comenzó a pelear con él, probablemente fue un alivio. ¡Al menos podría dejar de pensar por un tiempo!
Pero no habría durado mucho tiempo ese alivio. Muy pronto, Jacob se dio cuenta de que no estaba tratando con un hombre común. Estaba peleando con alguien sobrenatural, ¡alguien que probablemente era Dios!
Jacob sabe que no va a ganar. Pero tampoco está dispuesto a rendirse. Así que dice una de las cosas más ridículas de la Biblia: «No te dejaré ir, si no me bendices».
¡Estoy realmente sorprendida de que Dios no se haya reído! Pero no se rio. Tomó las palabras de Jacob en serio. Lo bendijo y le dio un nombre nuevo. E hizo más que eso: de hecho, declaró a Jacob ganador. Y esa fue la verdad. Porque cuando luchamos con Dios, perder ante Dios es la forma en que ganamos.
También tenemos nuestras noches de lucha con Dios. Puede ser después de la noticia de un diagnóstico de cáncer. O cuando se termina un matrimonio o perdemos un trabajo. Puede ser en cualquier momento en que estemos asustados y desesperados y nos preguntemos dónde está Dios.
Y cuando Él viene a nosotros, a veces peleamos con Él. Y está bien. Dios viene a nosotros en la oscuridad, y nos abraza. Y cuando finalmente llega la mañana, Él nos bendice.
Pero ¿de qué manera se le presentó Dios a Jacob exactamente? Parece que era Jesús mismo, presentándosele en forma corporal a Jacob. Y tiene sentido que sea Jesús, ¿verdad? Debido a que Jesús es Dios en carne humana, descendió a nuestro mundo para lidiar con todos nuestros temores, penas, pecados y maldad. Él es nuestro Campeón que nos rescata. Eso es lo que hizo en la cruz, y al resucitar de entre los muertos al tercer día.
La muerte no es más fuerte que Jesús. Nuestros miedos, nuestras dudas, incluso nuestros dolores, nada de esto es más fuerte que Jesús. Y cuando Él gana, nosotros ganamos con Él, porque le pertenecemos.
ORACIÓN: Señor Jesús, ayúdame cuando estoy luchando contra miedos y penas. Amén.
Dra. Kari Vo
Para reflexionar:
* ¿Has visto o participado de lucha libre o boxeo?
* Reflexiona en un momento de tu vida en el que sentiste que estabas luchando con Dios.
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