Por lo tanto, también nosotros, que tenemos tan grande nube de testigos a nuestro alrededor, liberémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo que le esperaba sufrió la cruz y menospreció el oprobio, y se sentó a la derecha del trono de Dios.
Hebreos 12:1-2
Cuando era niña teníamos que correr mucho en las clases de educación física. No era buena en eso: tenía asma y articulaciones muy flojas. Fue una lucha llegar al final del curso muy por detrás de todos mis compañeros de clase, que se reían de mí. A menudo me ponía roja de vergüenza.
Para superarlo, imaginé más o menos el mismo escenario que el escritor de Hebreos describe en este pasaje. Él dice: «Corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el autor y consumador de la fe». ¿Qué nos puede motivar a correr duro y seguir corriendo? ¿Qué puede ayudarnos a superar los jadeos, las caídas, el dolor, el tiempo interminable antes de alcanzar nuestra meta?
Solo Jesús. Con Él a la vista llegaremos, porque Él es nuestro premio, así como nosotros somos su premio: «el gozo que le esperaba», que lo llevó a soportar la cruz. Pasó por todo eso pensando en nosotros, sus amados a quienes tenía la intención de salvar. Nosotros, a su vez, pasamos por nuestra vida —lo bueno, lo malo y lo feo— pensando en Jesús a quien amamos, quien nos salvó y quien nos llama a Él, compartiendo su vida eterna con nosotros para siempre. Él es nuestra meta y nuestro deleite. ¿Qué más podemos pedir?
ORACIÓN: Querido Señor, permíteme tenerte, y eso será suficiente. Amén.
Dra. Kari Vo
Para reflexionar:
* ¿Cómo superas los momentos difíciles de tu vida?
* ¿Cómo describirías a un amigo la meta que esperas al final de la carrera de tu vida?
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