Él les preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?». Simón Pedro respondió: «¡Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente!». Entonces Jesús le dijo: «Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló ningún mortal, sino mi Padre que está en los cielos».
(Mateo 16:15-17).
Recordar es todo un arte. Un arte que yo no tengo. ¡Yo tengo una memoria terrible! Mi esposo se muere de vergüenza cada vez que le digo a una persona «mucho gusto» con una gran sonrisa, y resulta que ya la había conocido antes. Mi esposo, por su parte, se acuerda de todo y de todos. Cuando me presenta a alguien, me dice el nombre de la persona y quién es, de dónde es, de qué trabaja y tantos detalles como recuerde. ¡Me parece fascinante cómo lo logra!
Si tuvieras que presentarle a Jesús a alguien, ¿qué dirías de él? Pedro dijo muy valientemente que Jesús es el Cristo, el Hijo del Dios viviente. La humanidad de Pedro y la nuestra son incapaces de revelarnos semejante verdad. El mismísimo Espíritu Santo nos presenta a Jesús por el ministerio del Evangelio, y el Padre, que está en los cielos, nos revela a su Hijo en la tierra, quien se hizo carne y sufrió la muerte por nuestra salvación.
Así, con un gran «mucho gusto», también nosotros conocemos, creemos y confesamos que Jesús es el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Y ahora, como sacerdotes reales de Dios, tú y yo somos encomendados a anunciar «los hechos maravillosos de aquel que [nos] llamó de las tinieblas a su luz admirable» (1 Pedro 2:9).
Señor Jesús, mucho gusto nuevamente. ¡Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente! Gracias porque esta verdad no me la reveló ningún mortal, sino el Padre. Gracias porque tu salvación es para siempre, y tu justicia nunca será conmovida. Consuélame con el Evangelio en tu Iglesia, para que se halle en ella gozo y alegría, acción de gracias y voces de canto. Dame tu gracia para confesarte siempre y así permanecer en tu salvación. Amén.
Diaconisa Noemí Guerra
Para reflexionar:
* Si tuvieras que presentarle a Jesús a alguien, ¿cómo dirías quién es él en tu vida?
* ¿Cómo puedes anunciar los hechos maravillosos de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable?
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