¿Entonces, qué? ¿Somos nosotros mejores que ellos? ¡De ninguna manera! Porque ya hemos demostrado que todos, judíos y no judíos, están bajo el pecado. Como está escrito: «¡No hay ni uno solo que sea justo! No hay quien entienda; no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se han corrompido. No hay quien haga lo bueno, ¡no hay ni siquiera uno! […] No hay temor de Dios delante de sus ojos». Pero sabemos que todo lo que dice la ley, se lo dice a los que están bajo la ley, para que todos callen y caigan bajo el juicio de Dios, ya que nadie será justificado delante de Dios por hacer las cosas que la ley exige, pues la ley sirve para reconocer el pecado.
(Romanos 3:9-12, 18-20).
Muchas personas piensan que los que vamos a la iglesia cada domingo lo hacemos porque nos creemos «santurrones» o mejores que los demás. Pero lo cierto es que mi familia y yo estamos bien lejos de ser perfectos o santurrones. Vamos a la iglesia cada semana porque reconocemos todo lo contrario: reconocemos que necesitamos a Cristo, necesitamos perdón de Dios.
A veces somos tentados a pensar que al obedecer la ley podremos salvarnos, pero Pablo nos muestra la verdadera naturaleza de la ley: somos pecadores incapaces de salvarnos a nosotros mismos. Necesitamos a Cristo.
Señor, perdónanos porque somos pecadores. Nos desviamos, a una nos corrompimos. No hay quien haga lo bueno, ¡ni siquiera uno! No tenemos temor tuyo delante de nuestros ojos. Pero sabemos que todo lo que dice la ley, se lo dice a los que están bajo la ley, para que todos callemos y caigamos bajo el juicio tuyo, ya que nadie será justificado delante de ti por hacer las cosas que la ley exige, pues la ley sirve para reconocer el pecado. Gracias porque ya no estamos bajo la ley. En Cristo somos justos. Por el Espíritu Santo entendemos; te buscamos. Y con tus medios de Gracia y Sacramentos somos perdonados, bendecidos y fortalecidos cada semana para vivir como tus hijos. Amén.
Diaconisa Noemí Guerra
Para reflexionar:
* ¿Qué puedes hacer para ser salvo? Espero que respondas siempre, «¡Nada!». Y es que ¡Cristo lo hizo todo por ti!
* ¿Qué tan seguido reconoces tu necesidad de Jesús?
© Copyright 2023 Cristo Para Todas Las Naciones