¿Quién de ustedes, si tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, gozoso la pone sobre sus hombros, y al llegar a su casa reúne a sus amigos y vecinos, y les dice: “¡Alégrense conmigo, porque he encontrado la oveja que se me había perdido!”.
Lucas 15:4-6
Aguafiestas. Hay gente que tiene la rara habilidad de arruinar lo que podría ser un buen momento. Su resentimiento o mal humor infectan cualquier ambiente festivo. Siempre encontrarán un defecto, criticarán algo o a alguien. No disfrutan ni dejan disfrutar. Sentimos alivio si no aparecen. Como alguien los ha calificado, son “personas tóxicas”.
Las tres parábolas que Jesús narra en Lucas 15 terminan con clima de fiesta. Hay razones para celebrar: una oveja, una moneda, una persona. Hay gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente. Lo perdido es encontrado. El muerto vuelve a vivir. La angustia, el dolor y la tristeza son reemplazados por el gozo. ¡Encontrado! ¡Tendamos la mesa! ¡Que reine la alegría!
Jesús vino a buscar a los perdidos. Su corazón se conmueve por los que sufren enredados en sus pecados. Cuando los cobradores de impuestos y pecadores se acercan para escucharlo, los fariseos y escribas comienzan a murmurar: “Este recibe a los pecadores, y come con ellos”. No quieren sentarse a esa mesa que Jesús está tendiendo, no vaya a suceder que se contaminen. Se consideran puros. Sabemos que no lo eran.
¿Dónde te encuentras tú? ¿Entre los que murmuran o entre los perdidos? Sea cual fuere tu condición, la mesa también se tiende para ti. No te esfuerces en parecer lo que no eres, ni te avergüences de mostrarte tal cual eres. El Espíritu Santo te llama a través de su Palabra y te lleva a esa mesa tendida. El perdón y la reconciliación están disponibles. No hay aguafiestas que pueda impedirlo. Hay fiesta en el cielo. ¡Celebremos!
ORACIÓN: Querido Jesús, hazme un lugar en tu mesa. Necesito tu perdón y compañía. Amén.
Prof. Antonio R. Schimpf – Seminario Concordia, Buenos Aires, Argentina
Para reflexionar:
•¿Has sido rechazado en alguna iglesia por tu historia?
•¿Has juzgado y despreciado a alguien que está arrepentido?
•¿Qué te impide acercarte a la fiesta del perdón que Jesús ofrece?
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