La sabiduría ha edificado su casa; la ha afirmado con siete columnas labradas, ha sacrificado los animales para el banquete, ha mezclado el vino y preparado la mesa. Ahora llama desde lo alto de la ciudad, luego de haber enviado a sus criadas. Invita a los ingenuos a acercarse; les dice a los faltos de cordura: «¡Vengan y coman de mi pan! ¡Beban del vino que he mezclado! ¡Déjense de tonterías, y vivan! ¡Sigan el camino de la inteligencia! […] El principio de la sabiduría es el temor del Señor; el conocimiento de lo santo es inteligencia.
Proverbios 9: 1-6, 10
Cuando era joven, leía la Biblia y me impresionaba mucho ver cuántas veces Dios insta a las personas a pedir sabiduría. Proverbios 3 fue uno de esos. Dice: «¡Dichoso el que halla la sabiduría y se encuentra con la inteligencia! ¡Son más provechosas que la plata! ¡Sus frutos son más valiosos que el oro refinado! Son de más valor que las piedras preciosas; lo más deseable no es comparable a ellas. Con la mano derecha ofrece una larga vida, y con la izquierda ofrece riquezas y honra. Sus caminos son un deleite, y en todas sus veredas hay paz» (Proverbios 3: 13-17). Eso me sonó muy bien; así que le pedí sabiduría a Dios y nunca me arrepentí de haberlo hecho. Me ha mantenido lejos de una gran cantidad de problemas.
Más tarde, cuando mi familia comenzó a trabajar en la iglesia, pude ver de cerca lo que sucede cuando la gente no tiene sabiduría: los desastres que suceden en sus vidas. Tanto drama, todo el tiempo: gente que se involucra con las personas equivocadas y pierden sus matrimonios e hijos. Personas que toman malas decisiones que terminan en adicción, trabajos sin futuro, deudas que destruyen vidas, reputación arruinada. Sentía gritar: «¡Detente! ¡Detente ahora mismo! ¡Vete a casa y toma una siesta antes de decir una palabra más! ¡Mantén tu cabeza en tus hombros!».
En la lectura de hoy, Dios está haciendo exactamente lo mismo. Él está llamándonos a todos a sí mismo: «¡Ven y obtén mi sabiduría!». Él nos suplica: «No te costará ni un centavo. ¡Ven y vivirás!».
Dios está hablando de algo más que de darnos sentido común, por invaluable que sea. Está hablando de su propio Hijo Jesús: «Cristo es poder de Dios, y sabiduría de Dios» (1 Corintios 1: 24b).
Cuando vives en un mundo oscurecido por la necedad, la tontería y la maldad absoluta, Jesús brilla con una luz extraordinaria. Pero hay Alguien que sabe lo que más importa y va directo a ello. Ama a Dios el Padre y lo sigue de todo corazón. Y Él nos ama, nos ama tanto, que alcanza nuestras vidas oscuras, tontas y desordenadas y nos atrae hacia Él. Él se convierte en nuestro Salvador, incluso entregando su vida por nosotros en la cruz. Él nos saca de nuestros líos a costa de su propia sangre. Y ahora que ha resucitado de entre los muertos, nos llama a recibir sus dones de vida: «¡Vengan y coman de mi pan! ¡Beban del vino que he mezclado! ¡Déjense de tonterías, y vivan!
ORACIÓN: Señor, dame tus dones para siempre. Amén.
Dra. Kari Vo
Para reflexionar:
* ¿Cómo pueden las personas llegar a ser verdaderamente sabias?
* ¿Por qué crees que la Biblia se refiere a Jesús como la sabiduría de Dios?
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