Sus discípulos se acercaron a él y le dijeron: «Ya es muy tarde, y en este lugar no hay nada. Despide a toda esta gente, para que vayan a las aldeas y compren de comer». Jesús les dijo: «No tienen por qué irse. Denles ustedes de comer».
Mateo 14:15-16
Al pueblo de Israel le gustaba recordar los días en que Moisés los guio por el desierto y Dios les proporcionó todo lo que necesitaban, incluida la comida. Como no podían cultivar mientras viajaban hacia la Tierra Prometida, Dios les enviaba maná, una sustancia que podían recoger del suelo cada día. Llamaron a esto «pan del cielo», el milagro de Dios para proveerles.
Muchos años después, Jesús y los discípulos se encontraban en una situación similar, con cinco mil personas hambrientas en un lugar desierto y sin nada para comer. Los discípulos sugirieron que Jesús las enviara a buscarse comida en otro lugar. Entonces Jesús dijo algo realmente asombroso: «No tienen por qué irse. Denles ustedes de comer».
A veces parece que Dios nos ha dado a los cristianos la misma ridícula orden. Quizás haya alguien en tu vida a quien Dios parece haber dejado caer en tu regazo: un amigo, vecino o miembro de la familia que estás tratando de cuidar. ¡Pero sus necesidades son muy grandes y tus recursos muy pocos, y estás abrumado! Conozco bien la sensación: hemos pasado treinta años tratando de cuidar a una comunidad de refugiados con muy pocos recursos.
Entonces, ¿qué podemos hacer? Podemos ser tan honestos como los discípulos y admitir: Señor, no podemos hacerlo. No tenemos los recursos. Tienes que decirnos qué hacer. Y luego podemos orar y estar atentos para ver cómo Dios nos provee. Él puede cuidarnos a nosotros y a las personas que amamos. Puede darnos sabiduría y mostrarnos el camino a seguir.
Recurramos a Jesús en cada necesidad, porque él es «el pan vivo que descendió del cielo. Si alguien come de este pan, vivirá para siempre» (Juan 6:51). El mismo Señor que dio su vida por nosotros en la cruz, nos cuidará en toda necesidad de cuerpo y espíritu.
ORACIÓN: Señor Jesús, tú sabes las necesidades que enfrentamos. Ayúdanos. Amén.
Dra. Kari Vo
Para reflexionar:
1.- ¿Cómo ha provisto Dios para tus necesidades en el pasado?
2.- ¿Por cuáles necesidades le estás pidiendo ayuda a Dios ahora?
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