Unos fariseos se le acercaron y, para ponerlo a prueba, le preguntaron…
Marcos 10: 2a
Vemos esto mucho en los Evangelios. Alguien se acerca a Jesús y le hace una pregunta difícil para «probarlo». Pero ¿qué significa eso? ¿Es algo malo?
Pareciera que sí, dado que la mayoría de las personas que lo hacen actúan antagónicamente. Casi nunca escuchamos que alguien diga: «¡Bien dicho, Jesús!», incluso cuando está claro para todos los oyentes que Jesús ha dicho algo increíblemente sabio. Marcos 12: 32 es el único caso en el que puedo pensar, donde un escriba aprecia lo que Jesús dice sobre el mandamiento más importante. Todos los demás interrogadores parecen desaparecer de la historia; se escabullen y algunos de ellos incluso conspiran para matarlo. Este es el tipo de prueba que anda buscando un mal corazón, y es el tipo de cosa que Dios prohíbe cuando dice: «No tentarán al Señor su Dios» (Deuteronomio 6: 16a).
Pero hay otro tipo de prueba, del tipo que haces cuando estás a punto de poner el pie en una roca y primero le pones un poco de peso para asegurarte de que es sólida y fuerte. El tipo de prueba que haces cuando crees que tienes una pieza de oro, pero aún no estás totalmente seguro. Cuando pruebas de esta manera, no intentas lastimar a nadie. Estás tratando de descubrir la verdad para poder seguir adelante. Y esa es la prueba que Dios nos anima a hacer cuando dice: «Con esto pueden ponerme a prueba» (Malaquías 3: 10b). Eso es lo que nos pide que hagamos cuando dice: «¡Prueben ustedes mismos la bondad del Señor!» (Salmo 34: 8a).
Jesús quiere que lo probemos de esta manera: que pongamos nuestro peso sobre Él y descubramos cuán estable y fuerte es. Que verifiquemos lo que Él dice y hace, y descubramos que Él es el oro puro y verdadero, sin ninguna falsedad mezclada. Probar de esta manera resulta en una fe más fuerte y feliz, porque vemos, día tras día, mientras confiamos en Él más y más, que Jesús nos está diciendo la verdad. Él realmente tiene el poder de salvarnos, porque Él es Aquel que murió por nosotros y resucitó para ser nuestro Salvador para siempre (véase Hebreos 7:25).
ORACIÓN: Querido Señor, ayúdame a descubrir tu confiabilidad todos los días de mi vida. Amén.
Dra. Kari Vo
Para reflexionar:
* ¿Qué ejemplos de buenas pruebas en tu vida recuerdas?
* ¿En qué momentos has visto a Dios a prueba y has descubierto cuán digno de confianza es?
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