Estoy seguro, hermanos míos, de que ustedes mismos están llenos de bondad y de todo conocimiento… Pero les he escrito… para hacerles recordar, por la gracia que Dios me ha dado, para ser ministro de Jesucristo a los no judíos y ministrarles el evangelio de Dios, para que ellos sean una ofrenda agradable a Dios, santificada por el Espíritu Santo… Porque no me atrevería a contar sino lo que, de palabra y obra, Cristo ha hecho por medio de mí… Fue así como me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiera sido anunciado, para no edificar sobre fundamento ajeno, sino, como está escrito: «Aquellos a quienes nunca les fue anunciado acerca de él, verán; Y los que nunca han oído de él, entenderán»
(Romanos 15:14-21).
Cuando tenía 5 años, les dije a mis padres que quería aprender a tocar la guitarra para darle gracias a Dios por salvar la vida de mi madre en un terrible accidente automovilístico donde casi pierde la vida. Ellos me compraron mi pequeña guitarra y aprendí un poco. Con el pasar de los años aprendí a usar las púas o uñas de guitarra, esos triangulitos que ayudan a tocarla.
Cuando Pablo habla de «lo que Cristo ha hecho por medio de» nosotros, nos está recordando que no somos los protagonistas de la obra de Dios, sino solo las púas que él usa para tocar el instrumento de su Evangelio. Él es el gran músico que tocará la guitarra del mensaje de salvación a través de nuestros dones y conocimientos.
Pablo también nos desafía aquí a llegar a aquellos que aún no han oído el evangelio. Entonces, con la humildad de una púa de guitarra, reconocemos que todo lo que hacemos es gracias al poder del Espíritu Santo y que sencillamente deseamos ser una ofrenda agradable a Dios en todo lo que hacemos.
Tú y yo hemos sido llamados a ser siervos de Cristo, conscientes de que todo lo que hacemos es por gracia y guiados por el Espíritu Santo. Es mi oración que podamos responder a este llamado con gratitud y humildad, compartiendo el mensaje de la música de la gracia divina con aquellos que aún no lo han escuchado.
Padre, permítenos ser ministros de Jesucristo a los que no te conocen, para que ellos también sean una ofrenda agradable a ti, santificada por el Espíritu Santo. Ayúdanos a predicar el evangelio a aquellos a quienes nunca les ha sido anunciado acerca de ti, para que vean, oigan y entiendan. Gracias por permitirnos recibir el mensaje musical de tu gracia con la ayuda de tu Santo Espíritu. Permítenos servirte con los dones que nos has dado como una ofrenda que sea agradable a ti. Amén.
Para reflexionar:
* ¿Cómo puedes saber si estás viviendo tu bautismo, siendo esa «púa» en las manos de Dios, lista para contribuir a la melodía de la gracia divina en el mundo?
* ¿Qué significa para ti ser «siervo de Cristo» en la tarea de compartir el evangelio?
Diaconisa Noemí Guerra
© Copyright 2024 Cristo Para Todas Las Naciones
Suscríbete y recibe el devocional diariamente en tu e-mail: