Oren también por nosotros, para que el Señor nos abra las puertas y prediquemos la palabra, para que demos a conocer el misterio de Cristo, por el cual también estoy preso. Oren para que pueda proclamarlo como debo hacerlo.
Colosenses 4: 3-4
Hace poco vi una calcomanía en un parachoques que decía: «Dondequiera que vayas, ahí es donde estás». Pretendía ser gracioso, por supuesto, pero esas palabras contienen una pizca de verdad para ti y para mí mientras compartimos nuestra fe.
Naturalmente, todo cristiano quiere dar un testimonio de su fe fuerte y positivo. Muchos programas de evangelismo y cursos de capacitación han sido cuidadosamente diseñados y escritos para ayudarnos a lograrlo. Y si bien estos son útiles, en última instancia, cada persona debe determinar cómo puede llegar más eficazmente a los demás.
En el pasaje de hoy, el apóstol Pablo pide oración a la iglesia en Colosas para que Dios abra las puertas y él les pueda contar a otros acerca de Jesús. Esta también puede ser nuestra oración, y además debemos pedirle a Dios que tengamos el buen entendimiento de saber cuándo se nos ha abierto una puerta.
En Colosenses 4: 5-6, Pablo ofrece a los cristianos más información sobre cómo compartir su fe. «Compórtense sabiamente con los no creyentes, y aprovechen bien el tiempo. Procuren que su conversación siempre sea agradable y de buen gusto, para que den a cada uno la respuesta debida».
Ten en cuenta que cuando San Pablo dice que nuestra conversación debe ser «siempre agradable y de buen gusto» nos está diciendo que hagamos que nuestras palabras sean lo más agradable posible para la persona con la que estamos hablando, incluyendo la forma en que las decimos, nuestro tono e intención. Esto no significa comprometer nuestra fe; más bien, se trata de ser conscientes y sensibles a la actitud, las predisposiciones y los sentimientos de los demás.
El propósito de compartir a nuestro Señor con otros es siempre comunicar la gracia salvadora de Dios en Jesucristo para que otros también puedan llegar a conocer a Jesús como su Salvador. En esto, me gusta recordar ser lo más amable posible para que nada se interponga en el camino de compartir a Jesús.
Al compartir el mensaje del Evangelio, oramos para que en nuestras conversaciones nuestro interés genuino y empatía sean evidentes y auténticos para los demás. Y oramos para que el Espíritu Santo, que es el único que puede llevar a las personas al arrepentimiento y transformar los corazones, obre a través de las Buenas Nuevas de la misericordia de Dios que proclamamos.
ORACIÓN: Padre Celestial, que el Espíritu Santo nos abra las puertas para que demos testimonio, ¡y nuestros ojos para ver cuando están abiertas! En el nombre de Jesús oramos. Amén.
The Lutheran Layman, febrero de 1979, «Wherever You Go» (“Dondequiera que vayas”).
Para reflexionar:
* ¿Irías a la cárcel por tu fe? ¿O necesitarías una fe más fuerte de la que tienes ahora?
* ¿Qué podrías hacer para que tu forma de hablar con los demás sea un poco más amable, un poco más agradable?
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Editado por CPTLN – Chile / MGH
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