Pero la gente extranjera que se mezcló con ellos sintió un apetito incontenible, y los hijos de Israel volvieron a llorar y dijeron: «¡Cómo nos gustaría que alguien nos diera a comer carne! ¡Cómo extrañamos el pescado que comíamos en Egipto! ¡Y los pepinos, melones, puerros, cebollas y ajos que nos regalaban! ¡Ahora andamos con la garganta reseca, pues no vemos nada más que este maná!»…
Moisés oyó que el pueblo lloraba por sus familias, cada uno a la puerta de su tienda, y la ira del Señor se encendió en gran manera, y también a Moisés le pareció mal. Entonces Moisés le reclamó al Señor: «¿Por qué le has hecho este mal a tu siervo? ¿Por qué no soy digno de tu bondad? ¿Por qué has puesto sobre mí la carga de todo este pueblo? ¿Acaso yo lo concebí? ¿O acaso yo lo engendré, para que me pidas llevarlo en mi seno, como si fuera yo su madre y los estuviera amamantando, hasta la tierra que prometiste dar a sus padres? ¿De dónde voy yo a sacar carne para alimentar a todo este pueblo? Ellos lloran, y vienen a decirme: «¡Danos a comer carne!». ¡Yo solo no puedo soportar a todo este pueblo! ¡Me es una carga demasiado pesada! Si así me vas a tratar, voy a agradecerte que me mates. Y si acaso merezco tu favor, ¡no me dejes ver mi propia desgracia!».
El Señor le dijo a Moisés: «Junta a setenta ancianos de Israel, de los que tú sepas que son ancianos y jefes del pueblo, y llévalos hasta la entrada del tabernáculo de reunión. Diles que esperen allí contigo. […] Moisés salió de allí y repitió ante el pueblo las palabras del Señor; luego reunió a los setenta ancianos del pueblo, y los hizo esperar alrededor del tabernáculo.
Números 11: 4-6, 10-16, 24
Odio escuchar a la gente lloriqueando. Se quejan y dicen «pero por qué…». Y siguen lloriqueando: «¿En serio tenemos que hacer eso?». Y luego gimen: «¡No es justo!». Me dan ganas de encerrarme en el baño donde no pueda oír a nadie quejarse, y pueda tener un poco de paz.
Pero eso no significa que yo nunca me quejo. ¡Ojalá fuera así!
En esta historia, el problema comienza con un grupo de arrimados que habían salido de Egipto con el pueblo de Israel, y que se arrepintieron a penas la vida se puso algo difícil. Y su lloriqueo se extendió rápidamente a los mismos israelitas: lloriqueaban de la comida, y sobre todas las cosas, ¡hasta del mismo milagro del maná que Dios les proporcionó! Y finalmente Moisés se cansa y se queja con Dios. «No soy su madre. Este es tu pueblo, no el mío. Si tengo que seguir lidiando con esto, simplemente mátame ahora».
A pesar de todo, Moisés hizo algo bien, algo que la gente no había estado haciendo: él le lloriqueó a Dios, en lugar de rechazarlo. Él llevó esta necesidad increíblemente molesta al Señor y le pidió que se ocupara de ella. Tal vez Moisés podría haber sido un poco menos quejumbroso por la forma en que lo expresó, pero aun así…
Dios se ocupó de la situación. Primero se ocupó del problema de Moisés, al nombrar a setenta ancianos para ayudarlo a hacer frente a las demandas del pueblo. Moisés trabajaba demasiado; el Señor lo alivió. ¡Y funcionó! Podemos escuchar el alivio en las palabras de Moisés al final de este episodio: «¡Cómo quisiera yo que todo el pueblo del Señor fuera profeta! ¡Cómo quisiera yo que el Señor pusiera su espíritu sobre ellos!». ¡Porque si Dios hiciera eso, Moisés podría jubilarse para siempre e irse a pescar!
Hay momentos en los que nosotros también sentimos ganas de quejarnos. Es verdad, no es lo mejor, pero si vamos a quejarnos, no lo hagamos como la gente que rechazó al Señor y sus dones. Hagámoslo como Moisés. Llevemos nuestras necesidades al Señor nuestro Salvador, sabiendo que Él nos ama lo suficiente como para ayudarnos, e incluso para aguantarnos cuando estamos molestos. Después de todo, el mismo Dios que voluntariamente se hizo humano, sufrió y murió por nosotros, y resucitó, no nos abandonará ahora. Él nos escuchará y tendrá piedad.
ORACIÓN: Señor, perdóname por estar lloriqueando. Por favor ayúdame, porque eres misericordioso. Amén.
Dra. Kari Vo
Para reflexionar:
* ¿Qué te da ganas de lloriquear?
* ¿En qué momentos ha escuchado Dios tus quejas y aun así ha tenido misericordia de ti?
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