¿Dónde estabas tú, cuando yo afirmé la tierra? Si en verdad sabes mucho, dímelo. Dime también, si lo sabes, ¿quién tomó sus medidas? ¿O quién la midió palmo a palmo? ¿Sobre qué están sentadas sus bases? ¿Quién puso su piedra angular mientras cantaban las estrellas del alba y los seres celestiales se regocijaban? »Cuando las aguas del mar se desbordaban, ¿quién les puso compuertas para controlarlas? Cuando yo cubrí el mar de nubes blancas, y lo envolví en una densa oscuridad, establecí para el mar este decreto que ponía límite a sus movimientos: «Podrás llegar hasta aquí, pero no más allá. Hasta aquí llegarán tus orgullosas olas.»… ¿Has bajado alguna vez al fondo del mar? ¿Has recorrido los senderos del abismo? ¿Se te han revelado las puertas de la muerte? ¿Has visto el umbral del reino de las sombras? ¿Has calculado la extensión de la tierra? ¡Hazme saber si sabes todo esto!
Job 38:4-11, 16-18
La primera vez que lo escuché, me hizo reír. Alguien se quejaba de una situación, y la otra persona se encogió de hombros y dijo: «No es mi circo. No son mis monos», queriendo decir que no era asunto suyo. Esa área estaba bajo la autoridad de otra persona, por lo que no sentía la necesidad de solucionar esos problemas. Se los dejaría a la persona a cargo.
En nuestra lectura de hoy Dios le está diciendo algo similar a Job, ofreciéndole un recorrido impresionante por la creación: la tierra, el mar, las nubes, los lugares más profundos del mundo, y luego desafiándolo: ¿Dónde estabas tú… cuando hice todo esto? ¿Puedes hacer estas cosas? Hazme saber si sabes todo esto.
Por supuesto que Job no puede dar una respuesta. No es su circo, ni son sus monos. Él solo puede estar en silencio. Y cuando Dios lo presiona, dice: «Yo fui ese atrevido, que habló sin entender; ¡grandes son tus maravillas! ¡Son cosas que no alcanzo a comprender!» (Job 42:3b).
Hasta ahora, tan vergonzoso. Dios ha puesto a Job en su lugar. Y sin embargo, aquí no solo hay vergüenza, sino también buenas noticias. Porque estas cosas, toda la creación, todo lo que existe, son el circo de Dios, los monos de Dios que están bajo su autoridad, y donde hay problemas, él se encarga de solucionarlos.
¿Qué significa esto para nosotros? Significa que podemos tener paz, sabiendo que todo está en manos de Dios. Él no está durmiendo ni ignora los muchos y profundos problemas que hay en nuestro mundo. A él le importa. Él está mirando y actuando. No estamos solos.
¿Cómo podemos estar seguros de esto? Por sus promesas, pero sobre todo por su hijo Jesucristo. Nuestro Dios es un Dios intervencionista. Se preocupa tanto por nuestros problemas que incluso entró en nuestro mundo como uno de nosotros, como ser humano, para sufrir, morir y resucitar por nuestro bien. Él vino como hombre para romper el poder del mal en la cruz y conquistar la muerte para todos nosotros al levantarse de la tumba. Este no es un Dios que dice: «Maneja tus problemas por ti mismo». No, es un Dios que dice: «Vengan a mí todos ustedes, los agotados de tanto trabajar, que yo los haré descansar» (Mateo 11:28).
Este es el circo de Dios. Él tiene el control y nos salvará.
ORACIÓN: Padre, ayúdame a confiar en ti en toda circunstancia. Amén.
Dra. Kari Vo
Para reflexionar:
1.- ¿Qué problemas te asustan? Nombra uno o dos.
2.- Cuando tienes miedo, ¿dónde encuentras consuelo y esperanza?
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