Dios habló también a Noé y a sus hijos con él. Les dijo: «Miren, yo establezco mi pacto con ustedes y con sus descendientes que les nazcan después. Y también con todos los seres vivos que están con ustedes: las aves, los animales y todas las bestias de la tierra que están con ustedes, tanto los que salieron del arca como todos los animales de la tierra. Estableceré mi pacto con ustedes, y no volveré a exterminar a ningún ser con aguas de diluvio, ni habrá otro diluvio que destruya la tierra».
Dios también dijo: «Ésta es la señal del pacto que yo establezco con ustedes, y con todo ser vivo que está con ustedes, por los siglos y para siempre: He puesto mi arco en las nubes, el cual servirá como señal de mi pacto con la tierra. Cuando yo haga venir nubes sobre la tierra, entonces mi arco se dejará ver en las nubes y me acordaré de mi pacto, el pacto que he hecho con ustedes y con todo ser vivo, de cualquier especie; no volverá a haber un diluvio de aguas que destruya a todo ser vivo. El arco estará en las nubes, y yo lo veré y me acordaré de mi pacto perpetuo. Es el pacto entre Dios y todo ser vivo, con todos los seres que hay sobre la tierra».
Dios también le dijo a Noé: «Ésta es la señal del pacto que he establecido con todos los seres vivos que habitan sobre la tierra».
Génesis 9: 8-17
Cuando mi hijo era pequeño, yo pasaba mucho tiempo repitiéndole información importante. Él necesitaba aprender mi número de teléfono, nuestra dirección, el número para llamar a una ambulancia o a la policía. Repetíamos juntos estas cosas una y otra vez, para que él nunca las olvidara.
¡Observa cuán a menudo Dios repite lo que ha dicho en este pasaje! Dice una y otra vez: «Yo establezco mi pacto (…) es con todos ustedes, con cada criatura viviente (…) Nunca más destruiré la tierra con un diluvio». Lo dice tantas veces y de tantas maneras que se puede decir que está tratando de grabarlo en nuestros corazones y cerebros para siempre. Y sólo por si acaso, agrega una señal: el arco iris. De ahora en adelante, cada vez que Dios lo vea, ¡cada vez que lo veamos nosotros! recordaremos la promesa que es nuestra salvación.
Parece que a Dios le gusta usar esta técnica en otros lugares también:
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna (Juan 3:16).
Cree en el Señor Jesucristo, y se salvarán tú y tu familia (Hechos 16: 31b).
Ustedes creen en Dios; crean también en mí (Juan 14: 1b).
Todo aquel que cree en él, no será defraudado (Romanos 10: 11b).
Y así como Dios nos dio el arco iris, Él también nos ha dado una señal para que podamos recordar el amor y el perdón y la absoluta confiabilidad de Aquél que nos salva. Esa señal es la cruz, la cruz en la que Jesús sufrió y murió, rompiendo el poder de la muerte sobre nosotros y dándonos vida para siempre. Y ahora que ha resucitado de entre los muertos, podemos estar seguros de que cumplirá su promesa para siempre. ¡Gracias a Dios!
ORACIÓN: Querido Padre, gracias por darnos a tu Hijo, Jesús, para que sea nuestro Salvador. Amén.
Dra. Kari Vo
Para reflexionar:
* ¿Te resulta fácil o difícil recordar que Dios te ama y se ha convertido en tu Salvador?
* ¿Qué pasos prácticos podrías tomar para mantener esta realidad presente en tu mente?
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Editado por CPTLN – Chile / MGH
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