Y cuando se cumplieron los días para que, según la ley de Moisés, ellos fueran purificados, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo ante el Señor y cumplir con lo que está escrito en la ley del Señor: «Todo primer hijo varón será consagrado al Señor», y para ofrecer un sacrificio en cumplimiento de la ley del Señor, que pide «un par de tórtolas, o dos palominos».
Lucas 2:22-24
Era hora de ir a Jerusalén. Jesús tenía 40 días y era el primogénito de su madre. La Ley de Moisés decía que tales niños pertenecían al Señor, debido a que Dios había salvado a los primogénitos israelitas de la muerte durante los días del Éxodo. Los animales primogénitos como ovejas y cabras se usaban como sacrificios, pero eso no iba a funcionar para los seres humanos. Tenían que ser redimidos por sus padres: «recomprados» del Señor (ver Éxodo 13).
María también estaba allí para su purificación después del parto. Para volver a la vida cotidiana, necesitaba hacer una ofrenda. Por lo general podía ser un cordero y un pájaro, y para las mujeres más pobres podían ser dos pájaros: un par de tórtolas o de palominos (ver Levítico 12). María y José trajeron pájaros para esta ofrenda, lo que nos dice que no eran ricos. Una vez presentadas las ofrendas, la joven familia podía regresar a casa, todos redimidos y purificados, listos para comenzar su nueva vida juntos. Las ofrendas hicieron la diferencia.
Y eso es lo que nosotros necesitamos: ser purificados para una nueva vida. Necesitamos ser recomprados, rescatados y liberados para vivir esa nueva vida. Solo entonces podemos comenzar la vida como familia de Dios.
Pero ¿dónde está nuestra ofrenda? Está justo allí: el niño Jesús. Dios envió a su propio Hijo para que se convirtiera en nuestra ofrenda, para redimirnos y hacernos puros ofrendándose en la cruz. Los detalles minuciosos de la Ley de Dios no son simples trivialidades; nos señalan algo real y maravilloso sobre Jesús. Él es nuestra ofrenda. Gracias a él, nosotros también comenzamos una nueva vida en la familia de Dios.
ORACIÓN: Querido Señor, gracias por ofrecerte como ofrenda por nosotros para que podamos ser la familia de Dios. En tu nombre. Amén.
Dra. Kari Vo
Para reflexionar:
1.- ¿Qué tipo de ofrendas le haces a Dios en tu propia vida?
2.- ¿Qué palabras usarías para describir la ofrenda de Jesús por ti?
© Copyright 2020 Cristo Para Todas Las Naciones
Suscríbete y recibe el devocional diariamente en tu e-mail: