Pero sabemos que todo lo que dice la ley, se lo dice a los que están bajo la ley, para que todos callen y caigan bajo el juicio de Dios, ya que nadie será justificado delante de Dios por hacer las cosas que la ley exige, pues la ley sirve para reconocer el pecado. Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, y de ello dan testimonio la ley y los profetas.
La justicia de Dios, por medio de la fe en Jesucristo, es para todos los que creen en él. Pues no hay diferencia alguna, por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios; pero son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que proveyó Cristo Jesús, a quien Dios puso como sacrificio de expiación por medio de la fe en su sangre.
Esto lo hizo Dios para manifestar su justicia, pues en su paciencia ha pasado por alto los pecados pasados, para manifestar su justicia en este tiempo, a fin de que él sea el justo y, al mismo tiempo, el que justifica al que tiene fe en Jesús. Entonces, ¿dónde está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe. Por lo tanto, llegamos a la conclusión de que el hombre es justificado por la fe, sin las obras de la ley.
Romanos 3: 19-28
Me pregunto cuántas veces en su vida el apóstol Pablo pasó la noche en vela tratando de entender cómo Dios nos salva. Pablo era tan celoso en querer encontrar su justicia ante Dios basado en sus propios esfuerzos (ver Filipenses 4: 3-6) que cuando todo el sistema de obras fue anulado y reemplazado por Jesucristo crucificado, Pablo quedaba asombrado frecuentemente. ¡Y también alegre!
Parece gracioso, pero no lo es realmente, cómo nosotros también queremos apoyarnos en nuestro propio sentido de autoestima y en buenas obras para estar bien con Dios. Queremos agradarle; entonces tratamos de agregar algo al margen, algo que nos ayude a ser justos ante Dios, pero simplemente no depende de nosotros. Si así fuera, no habría tenido sentido que Jesús muriera en la cruz por nuestros pecados.
Y esto es exactamente lo que descubrió Pablo.
«Pero todo lo que para mí era ganancia, lo he estimado como pérdida, por amor de Cristo. Y a decir verdad, incluso estimo todo como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por su amor lo he perdido todo, y lo veo como basura, para ganar a Cristo y ser hallado en él, no por tener mi propia justicia, que viene por la ley, sino por tener la justicia que es de Dios y que viene por la fe, la fe en Cristo; a fin de conocer a Cristo y el poder de su resurrección, y de participar de sus padecimientos, para llegar a ser semejante a él en su muerte, si es que de alguna manera llego a la resurrección de entre los muertos» (Filipenses 3: 7-11).
ORACIÓN: Padre Celestial, líbranos de nosotros mismos y del engaño de creer que podemos ganar nuestra salvación. En el nombre de Jesús oramos. Amén.
Paul Schreiber
Para reflexionar:
* ¿Qué «descubrimientos» has hecho en tu vida que de vez en cuando te vuelven a sorprender?
* ¿Alguna vez has luchado en secreto tratando de «ganarte» de alguna manera tu salvación?
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